- Trabajar en la detección temprana de talento
- Plan de Desarrollo y $10 billones en inversión
Aunque faltan todavía más de tres meses y medio para que termine este año, sin duda alguna 2019 va rumbo a pasar a la historia como uno de los más prolíficos en materia de triunfos y actuaciones destacables de los deportistas colombianos, tanto a nivel nacional como internacional. No solo por éxitos inéditos como los de Egan Bernal en el Tour de Francia, los dos torneos Gran Slam ganados por Juan Sebastián Cabal y Robert Farah o la medalla de oro para la selección femenina de fútbol en los Juegos Panamericanos, sino por otros logros igualmente importantes en patinaje, arquería, bolos, boxeo, BMX y hasta rugby subacuático, entre otras disciplinas, tanto de las más practicadas a nivel nacional como en algunas en donde no existe un alto grado de masificación en el país. La cosecha de buenas noticias en este campo ha sido de tal magnitud que en la opinión pública y el periodismo especializado hay interesante debate sobre quién o quiénes deben ser los deportistas del año, ya sea que se escoja un solo ganador o se opte por un galardón compartido…
Pero más allá de ello, lo importante es que este punto alto de rendimiento de los deportistas colombianos debe llevar a Colombia a darle un impulso decidido e integral a las políticas públicas sectoriales. En ese orden de ideas resulta por demás destacable que la activación del Ministerio del Deporte, luego de ser creado por el Congreso en el primer semestre, esté avanzando a buen ritmo. Precisamente el viernes pasado el Gobierno nacional expidió los decretos que le dan vida jurídica y reglamentan las funciones de esa cartera, concebida como la instancia que tendrá como objetivo articular y ejecutar la política pública en materia de deporte, recreación, aprovechamiento del tiempo libre y actividad física, en pos de promover bienestar y calidad de vida, así como contribuir a la salud pública, la educación, la cultura, la cohesión e integración social.
En repetidas ocasiones habíamos urgido en estas páginas sobre la necesidad de crear un Ministerio del Deporte, instancia que existe desde hace muchos años en otras naciones y que les ha permitido implementar políticas estructuradas y de largo plazo que se ven reflejadas, no solo en materia de triunfos en distintas disciplinas sino en menores índices de enfermedades, muertes y problemas de salud pública derivados de factores como el sedentarismo y otras patologías relacionadas con la ausencia de actividad física. No es un tema menor en un país en donde solo el 51% de la población entre 18 y 64 años realiza prácticas de actividad física de al menos 75 minutos de intensidad vigorosa a la semana.
Alcanzar ese objetivo requiere tres premisas. La primera, que no se trata solo de cambiar la naturaleza jurídica de un instituto a la de un ministerio. De suyo ya Coldeportes hacía parte del gabinete desde varios años. Segunda, activar una cartera implica no solo mayor autonomía administrativa y presupuestal (para 2020 la asignación está por encima del medio billón de pesos), sino estructurar una política deportiva desde los órdenes nacional, departamental y municipal. Es urgente una reingeniería en la relación con las federaciones deportivas, así como en la asignación, manejo y control de los recursos públicos transferidos a dichas entidades. También se requiere profundizar en la detección temprana de talento en la primera infancia y la adolescencia así como en los programas de apoyo a los deportistas de élite y alto rendimiento. No menos clave es la formulación de los planes deportivos territoriales, el desarrollo y mantenimiento de infraestructura, el Laboratorio de Control al Dopaje, el Centro de Alto Rendimiento en Altura, el Centro de Servicios Biomédicos y la Dirección de Posicionamiento y Liderazgo Deportivo, entre otros programas y proyectos.
De igual manera -la tercera premisa- es necesario implementar las metas del Plan Nacional de Desarrollo, que contempla inversiones por 10 billones de pesos en materia de recreación y deportes, desde el ámbito estrictamente individual, comunitario y de aprovechamiento del tiempo libre, hasta el de la práctica deportiva en escuelas, colegios, universidades, ligas y federaciones, en asocio con el sector privado, con una clara política de fomento, patrocinio e incentivo tributario. Todo ello enfocado a aumentar cuantitativa y cualitativamente los atletas de élite y alto rendimiento.
Como se ve, el arranque en firme del Ministerio del Deporte pone sobre el tapete múltiples retos. Estructurar una política sectorial efectiva, integral y funcional no es nada fácil. Sin embargo, se está caminando en la dirección correcta para que los éxitos de este 2019 no sean, en el futuro mediato, una excepción sino la regla.