LAS gentes tienden a considerar que en nuestra región la democracia y la libertad están aclimatadas para siempre. Cuando se hace un sondeo de opinión o una encuesta entre la población casi todos se declaran partidarios de esos dos valores fundamentales.
Lo anterior no se compadece con los abusos del populismo local que al llegar al poder por la vía electoral y en pleno ejercicio de las garantías democráticas, al poco tiempo la emprende contra la libertad de prensa y la oposición. Quizá la atonía colectiva resultante se explica en parte por la costumbre de los ciudadanos de depositar su voto y desentenderse de los asuntos de Estado, debido a la falta de una verdadera cultura política ciudadana. Pareciera que el modelo del “socialismo del siglo XXI” pretende unificar el pensamiento de los países en los que gobierna para perpetuarse en el poder. De allí que busca a como dé lugar apoderarse de los medios de comunicación más influyentes o ponerlos a su servicio.
En Venezuela, por ejemplo, los principales diarios y medios han sufrido diversas presiones e ido cambiando de dueños, hasta convertirse el propio gobierno en el más poderoso conglomerado de comunicaciones.
En ese país, como un símbolo de la lucha por la libertad de prensa y defensa de los valores de la democracia, sobrevive con inmensas dificultades El Nacional, cuyo director Miguel Henrique Otero mantiene encendida la antorcha de la información veraz e imparcial, en medio de las peores tormentas. Todo ello mientras agoniza otro diario, Tal Cual, que resiste por la reciedumbre de carácter de Teodoro Petkoff.
La oposición, sin influjo en los medios, se ve cada vez más reducida a las redes sociales y a la toma intermitente de las calles, donde a diario clama por la libertad de varios de sus líderes, como Leopoldo López, preso por orden del Palacio de Miraflores.
Pese a la represión oficial, el clamor popular contra la injusta detención de López ha conseguido movilizar a jefes de Estado y personalidades de todo el mundo, incluida la ONU, el Papa Francisco, el presidente estadounidense Barack Obama o el jefe del Gobierno español Mariano Rajoy, lo mismo que la UE se ha pronunciado oficialmente por reclamar la libertad de todos los presos políticos en Venezuela.