En momentos en que el impacto de los incendios forestales en todo el país ha disminuido, tanto por efecto de la acción esforzada de los bomberos, Fuerza Pública y otras instancias del sistema de atención de emergencias, como de las lluvias en algunas zonas, es evidente que se deben derivar lecciones aprendidas de este primer pico de conflagraciones, más aún porque se prevé que en las próximas semanas se generarán más alertas, porque estamos en la fase crítica de fenómeno de El Niño.
En primer lugar, resulta claro que la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres no ha estado a la altura de las circunstancias, pese a que desde octubre del año pasado el Gobierno había lanzado una estrategia para hacer frente a los coletazos del fenómeno climático, advirtiendo claramente que en el primer bimestre se podría presentar una ola de incendios forestales en todo el país.
Las polémicas con las gobernaciones y las alcaldías en cuanto a recursos y movilización de personal de emergencia, así como la crisis institucional y presupuestal en la Dirección Nacional de Bomberos, evidencian que no se activó de la forma más eficiente ese plan de contingencia. El hecho de que los aviones de la Fuerza Aeroespacial especializados en atender conflagraciones no estuvieran listos, debido a que no se les hizo mantenimiento a tiempo, es sintomático de los vacíos en el sistema de prevención y atención de emergencias. Y esto resulta aún más grave por las denuncias de clientelismo, politiquería y relevo de personal técnico en la citada Unidad.
A ello debe sumarse el campanazo de la Procuraduría en torno a que la escasa gestión del Estado en el manejo, control y contención de las especies exóticas invasivas (EEI) de tipo vegetal ha propiciado y favorecido la temporada de incendios forestales y la pérdida de biodiversidad en Colombia.
Precisamente por ello, el Ministerio Público requirió al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que informe las actuaciones ejercidas por el Comité Técnico Nacional de Especies Introducidas y/o Trasplantadas Invasoras, así como los mecanismos contemplados para la restauración ecológica, rehabilitación y recuperación de las áreas afectadas por estas especies en el territorio nacional.
A su turno, la Unidad Administrativa Especial de Parques Nacionales Naturales deberá completar un minucioso registro con los detalles de las plantas invasoras y exóticas incluidas el plan general al respecto, lanzado en 2012. Incluso, varias entidades científicas oficiales tendrán que confirmar si han realizado estudios sobre la actividad y cambios estructurales en la región amazónica, por la presencia de especies invasoras tanto vegetales como animales.