El lunes pasado culminó el que es considerado el evento musical gratuito más grande de América Latina: Rock al Parque, que en esta ocasión concitó la asistencia de 390.000 personas ‒todo un récord‒ para disfrutar de las presentaciones de 65 bandas y 600 artistas distritales, nacionales e internacionales en escena.
Hay que reconocer que la organización funcionó de manera adecuada, pues no resulta nada fácil manejar un flujo de personas de esa magnitud entrando y saliendo del Parque Metropolitano Simón Bolívar. Obviamente, hubo algunos trancones y otras alteraciones menores, pero en general primó el buen comportamiento de los millares de asistentes, en su mayoría jóvenes. Frente a ediciones anteriores en las que hubo desórdenes y otras anomalías, la versión 2023 del festival puso un punto muy alto.
Igualmente, puede decirse de la selección de las bandas y artistas, partiendo de la base, eso sí, de que en este género y sus muchos subgéneros es muy difícil lograr consensos respecto a qué bandas y cantantes son los más impactantes.
Las imágenes del parque totalmente lleno, así como el espectáculo de luces y proyecciones láser en el Domo, unido a la multiplicidad de propuestas rockeras de vieja y nueva data que se pudieron apreciar durante el largo fin de semana, constata que Rock al Parque se consolida como un evento musical de culto, con una curaduría artística cada vez más exigente.
También debe reconocerse que otras actividades y eventos paralelos tuvieron buen recibo, como la Zona de Arte y Emprendimiento (ZAE), el mercado vinilero, la Tienda oficial del evento, las múltiples actividades lúdicas paralelas y lo vivido en los escenarios Plaza, Bio by ibis y Eco by Radiónica... Sin duda, uno de los mejores festivales de la última década.
La transmisión de todas las presentaciones por los medios de comunicación distritales amplificó el volumen de la audiencia, tal y como la interacción a través del portal oficial web del evento, que registró más de 410.000 visitas.
Evidentemente, este resultado positivo obliga a que la versión de Rock al Parque del año pasado supere lo conseguido. No será nada fácil, pero lo más importante es que los bogotanos, una vez más, demostraron que hay público y oferta para todos los gustos en materia musical y de entretenimiento en la capital del país. Un mensaje, además, en torno a que los violentos y desadaptados son cada día menos.