- Cese al fuego sin localización
- Cambio de modelo de negociación
El cese al fuego bilateral entre el gobierno Santos y el Eln tiene tanto de largo como de ancho. Por lo pronto, sin embargo, puede decirse que se ha cambiado el modelo de negociación frente al de las Farc, ya que con el Eln se comienza por donde se terminó el proceso con estas.
Es bueno que el Eln, al menos, se comprometa por tres meses, entre octubre 1 y enero 9, a no secuestrar ni generar acciones ofensivas. Pero, igualmente, se venía con las Farc de un escenario en el que contaba, primero, el cese al fuego unilateral subversivo para luego producir, corrido el proceso, la misma acción por parte de las fuerzas legítimas, hasta llegar a un cese al fuego bilateral y definitivo, una vez firmado el acuerdo final.
La discusión, en principio, radica en si el Eln debió liberar, antes de ser firmado por el Estado el pacto sobre cese al fuego y hostilidades, a todos los secuestrados. Como no fue así, puede decirse que, de alguna manera, quedó en vilo la suerte de los plagiados que todavía estarían en manos del grupo guerrillero, según sospechan las autoridades. Frente a ello, voces cercanas a la negociación dicen que el tema de los plagios por parte del Eln no está claro. Incluso sostienen que alguno de ellos era de las Farc y que la víctima terminó asesinada. Igualmente se habla de un ciudadano ecuatoriano del cual no se sabe su paradero, entre otros casos.
De otro lado, hubiera sido, por supuesto, esta la ocasión oportuna para que al mismo tiempo que se firmaba el cese al fuego y de hostilidades se declarara una proscripción completa del secuestro, por ser este evidentemente violatorio del derecho internacional humanitario.
En este sentido se espera, desde luego, que el acuerdo entre ambas partes no sea simplemente una acción para la galería, como resultado de la visita de Su Santidad Francisco. Sería un verdadero despropósito que terminados los tres meses de tregua, en lugar de prorrogarse efectivamente, se produjera el reinicio de los secuestros, la voladura de oleoductos y los ataques a la población civil. La confianza ciudadana está hoy, según las encuestas, en sus mínimos frente, no sólo al proceso que no se ha culminado con las Farc, sino del mismo modo el que se adelanta con el Eln. De suyo, como se sabe, esta última organización tiene, a su vez, fuertes nexos con el régimen venezolano de Nicolás Maduro y ello colabora todavía más en la desconfianza de los colombianos.
De otro lado, el acuerdo del cese al fuego trimestral tiene motivación, según está firmado, en disminuir la intensidad del conflicto armado y buscar salidas humanitarias. No es entonces, ciertamente, un cese de fuego y hostilidades en toda su dimensión, al estilo del pactado con las Farc en su momento, sino una tregua en la que incluso no se prohíbe el reclutamiento de mayores de 16 años por parte de la guerrilla.
No hay, tampoco, la localización territorial de los frentes y milicianos del Eln, es decir que la verificación tiene mayores dificultades en caso de producirse algún hecho violatorio del convenio. Para ello simplemente se establece una comisión sin las condiciones propias de la verificabilidad, generalmente asociada a la inmovilidad guerrillera en determinados sitios concertados.
El 1 de octubre, día en que inicia el cese al fuego y de hostilidades, tanto las Fuerzas Militares como las tropas guerrilleras deberán dar orden pública a sus contingentes para cesar toda acción ofensiva. No se sabe, por ejemplo, qué ocurrirá en caso de que una columna guerrillera se encuentre con un escuadrón legítimo en un lugar cualquiera. Es lo que de alguna manera ha sido conocido por los expertos como el “cese de fuego estatua”, es decir que el Ejército debe quedarse estático, o al menos eso es lo que se entiende en referencia al ejemplo anterior.
El acuerdo logrado, con sus cambios en el modelo de negociación, se puede comprender entonces como una acción para hacer prevalente el derecho internacional humanitario al mismo tiempo que se cesan, por un término de tres meses, las acciones ofensivas. Del mismo modo el Estado deberá garantizar que no se sigan asesinando dirigentes sindicales, comunales y sociales. El reto del Gobierno parecería, asimismo, el de entregar el proceso a la próxima administración con un cese de fuego y hostilidades a bordo. Entretanto, tendrán que activarse el sinnúmero de actividades para facilitar la participación civil que se tiene preacordada en la negociación. Fundamental, para el caso, poner la lupa en Chocó y Norte de Santander, donde hay emergencias humanitarias y constatar, del mismo modo, si el Eln no está dividido, sino aglutinado en ese propósito.
Síganos en nuestras redes sociales:
Periódico El Nuevo Siglo en Linkedin