Está bajo estudio la posibilidad de ajustar la restricción al tráfico vehicular en la capital del país, comúnmente conocida como “Pico y placa”. Ya la administración Distrital anunció que lleva a cabo un estudio muy detallado al respecto, cuyas conclusiones serán dadas a conocer en marzo y, con base en este informe, se tomarían las primeras decisiones sobre un asunto que tiene un impacto muy alto no solo en la movilidad de pasajeros y carga en la ciudad, sino sobre múltiples sectores productivos, laborales, comerciales, educativos, turísticos, sociales e institucionales.
Es claro que cada que vez que se habla de un cambio en el “Pico y placa”, que hoy rige durante todo el día y se aplica alternadamente teniendo en cuenta el último número de la matrícula del automotor, se genera un gran debate en la capital del país.
Hay elementos obligatorios a tener en cuenta. De un lado, la ciudad tiene en estos momentos cientos de frentes de obra abiertos, sobre todo en material vial, con algunos proyectos de alto calado relacionados con las troncales de Transmilenio, ampliación de autopistas así como la construcción de la primera línea del Metro.
En este escenario, por ejemplo, es necesario evaluar el cronograma de entrada de esa nueva o reparada malla vial. Asimismo, hay ampliaciones en rutas del servicio de transporte masivo en marcha. Igual ocurre con el aumento en la red de ciclorrutas o el auge de las plataformas electrónicas para movilización de pasajeros. Por el contrario, debido a que está muy lejos la entrada en funcionamiento de la primera línea de Regiotram, de Facatativá a Bogotá, no es un flanco a sopesar.
Algunos expertos también han señalado otros aspectos relacionados con el aumento del parque automotor en la ciudad, la multiplicación del transporte escolar, el impacto de la mayor circulación de motos e incluso el efecto que el incremento en el valor de la gasolina en el último año tuvo en muchas propietarios y conductores respecto a la frecuencia en el uso de los vehículos. El flanco de contaminación por aire y ruido tampoco debe dejarse de lado.
Por el momento, lo mejor es esperar a que la Alcaldía adelante el estudio de forma objetiva y ponderada. Una vez dé las conclusiones, debe abrirse un debate amplio y participativo que lleve a que la decisión final que se tome sobre el “Pico y placa” sea la más estructurada y equilibrada posible.