*Convivencia y solidaridad
*Desarrollismo y Tercera Vía
El encuentro organizado por el presidente Juan Manuel Santos, con reconocidas figuras de la política internacionalligadasa la dirigencia de lo que se conoce como la Tercera Vía, apenas a unos días de la dura jornada electoral en la que los candidatos se polarizaron en cuanto a la forma de hacer la paz o la guerra para reducir a los alzados en armas; por el ambiente académico del evento y la mesura de las intervenciones, ha sido como un bálsamo para muchos y ha creado nuevas expectativas positivas en torno de la posibilidad de alcanzar una paz negociada. Pese a la lluvia mañanera que cayó sobre Cartagena, lo que provocó inundaciones y molestias en el tráfico, los invitados especiales y el público asistieron vivamente interesados al evento. La audiencia internacional, gremial y política, se encontró con un gobernante que cumple sus compromisos de campaña cuando durante la misma planteó que en su segundo mandato ahondaría en los postulados de paz que han sido como el punto de gravedad y de constante impulso a su gestión, que lo llevaron a justificar apostar a la reelección con ese objetivo. Y con ese fin lo acompañaron en el diálogo Bill Clinton y Tony Blair, quienes junto con el gobernante colombiano participaron en el primer diálogo sobre el tema palpitante de la paz.
El mandatario hizo un recuento de sus esfuerzos y compromisos por la paz, en particular de la dificultad de llevar a cabo esa política en medio del fuego cruzado, algo que muchos no entendieron en ese momento y que se explica por cuanto existe la experiencia de negociar mediante un alto el fuego bilateral, situación que por lo general han aprovechado los alzados en armas para extender su influencia y fortalecerse. Sobre ese tema, tanto el expresidente Clinton, lo mismo que el inglés Blair, estuvieron acordes en respaldar la actitud del dirigente colombiano, dado que en cada caso y según las circunstancias se debe proceder. En realidad en Irlanda, aún se negocia. Ambos entienden que la política de paz requiere, como lo manifiesto el Presidente colombiano, de un apoyo nacional, de fuerza moral, gran solidaridad y de una pedagogía que se extienda a toda la población.
La peculiar condición de los invitados de la Tercera Vía de no estar en el poder, algunos en la oposición, les permitió cierta libertad para opinar. Santos definió su hoja de ruta, como un esfuerzo por mantenerse en lo político en el centro, en tanto se hace un gran esfuerzo en materia social, particularmente en educación y en lucha contra la pobreza. Lo que para algunos dirigentes gremiales les pareció que tenía antecedentes en la política desarrollista que en su momento defendió Álvaro Gómez, para derrotar la miseria, crear riqueza e impulsar el crecimiento, lo que en su momento pocos entendieron, anclados en el atraso colombiano y que se preguntaban ¿el desarrollo para que? Gómez era partidario de derrotar militarmente a la subversión y después negociar. Para Santos las circunstancias están dadas para alcanzar la paz, es optimista al respecto y recuerda que ese camino empedrado se fortalece cuando los subversivos aceptan su responsabilidad con respecto a las víctimas y salir del negocio de las drogas. También recordó que está de acuerdo con los planteamientos del excandidato de la oposición Óscar Iván Zuluaga, de que la paz se haga con justicia y reparación. E hizo un llamado para que todos los colombianos tomen conciencia de ser solidarios con la política de paz.
Santos explicó que está por un gobierno democrático que propicie el cambio en democracia y una política que consiga la paz, puesto que lo mismo que sus distinguidos invitados y exgobernantes, está de acuerdo en cuanto ese sería el mejor negocio para Colombia. Concepto en el que lo acompañaron Felipe González, Ricardo Lagos, Fernando Henrique Cardoso y, por supuesto, Clinton y Blair.
Explico el presidente Santos que su gobierno es el que más ha avanzado en cuanto al proceso de paz, lo mismo que desde el primer momento se propuso llevar el asunto hasta el final, por lo que procuró superar los escollos que frustraron los propósitos pacifistas de sus predecesores. Y, como sostuvo Blair, el tema da para que los colombianos asuman sus responsabilidades y apoyen el proceso de paz.
Casi todos estuvieron de acuerdo en señalar que dentro de los negocios y posibilidades que se le abren a Colombia en un momento de expansión económica y crecimiento excepcional, hacer la paz impulsaría las posibilidades de superar el atraso y entrar a formar parte de los países avanzados, como ya ocurre con el fútbol.