* ¿Resistirá el euro?
** Alemania rompe la alcancía
Los gobiernos, los economistas más duchos, expertos en altas finanzas, los banqueros, los industriales, los comerciantes, los ahorradores, los burócratas, los trabajadores y las amas de casa, junto con la gente del común se preguntan hasta cuándo resistirá el euro la tormenta que estremeció a Grecia, que en estos momentos se abate con gran intensidad sobre la emblemática moneda de la Unión Europea.
En la medida que avanza la crisis y se produce el peligroso efecto dominó en la zona euro se hace evidente que la suerte de la emblemática moneda depende en gran parte del efecto que tengan en esos países las estrategias económicas que vienen tomando los gobiernos, de acuerdo con el Banco Central Europeo y la potestad alemana. Medidas que, en general, tienden a la contracción, los recortes y enormes sacrificios a los que se condena a la población a la manera como lo estilan el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
El Nóbel Paul Krugman es uno de los más duros críticos de las medidas restrictivas a las que se ven forzados los gobiernos, que se toman por cuenta de las grandes instituciones bancarias europeas e internacionales. El Nóbel sostiene: “Lo que se debe entender es que el problema no es tanto el nivel general de deuda sino que todo el mundo está intentando pagar sus deudas al mismo tiempo. El problema con eso es que mi gasto es tu ingreso y viceversa. Así que si los dos intentamos reducir nuestras deudas al mismo tiempo recortando el gasto, el resultado es una depresión, que nos deja a los dos en una posición peor. Lo que necesitamos en este momento, en el que el sector privado está intentando lidiar con sus deudas, es que el sector público dé un paso adelante y temporalmente sustituya al sector privado con su gasto”. En ese sentido se podría decir que la banca multilateral y los gobiernos que han perdido su soberanía y gran parte de la iniciativa en el manejo de la economía, están cayendo en una trampa sin salida, el juego en el cual todos pierden, hasta los bancos en el momento que la deuda se torne impagable, por cuenta de la crisis económica mundial.
Lo más delicado para España, Italia y Portugal es que están en capilla, igual que Grecia, no tienen capacidad de actuar con independencia para defender su economía y menos los puestos de trabajo de la población; atados a la suerte del euro. Y lo que es peor, los recursos que se están empleando para salvar economías como la española habrían servido a tiempo para expandir la economía, pero ya es tarde. La desconfianza cunde por todas partes, los ahorradores han perdido mucho dinero, los rentistas están agobiados, los desempleados salen a las calles, la producción cae, no se piensa en otra cosa que en salvar lo que queda del capital, que en algunos está por menos de la mitad de cuando comenzó la crisis. Así que todos a una quieren salvar lo que les queda, no precisamente en el euro. Es por eso que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha respaldado categóricamente el anuncio del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de que hará "todo lo posible" para salvaguardar al euro. Según comentaristas europeos se estima que las palabras de Draghi han sido interpretadas por los analistas “como un anuncio de que el BCE reanudará en los próximos días la compra de bonos de España e Italia para frenar el aumento de la prima de riesgo y los intereses de la deuda de los dos países”. Lo que no calma del todo los nervios crispados de las Bolsas, en cuanto se anuncia que las calificadoras de riesgo están investigando ya la banca alemana y podrían rebajar la calificación de algunos bancos de ese y otros países europeos. El Ministro alemán ha querido resaltar que España cumple su palabra, sigue con los recortes fiscales y los despidos, pese a que se hunde unos centímetros cada día. Lo mismo que considera que Italia va adelante en las reformas.
Además, sostiene que "ha dado pasos importantes para estabilizar sus cuentas públicas" y “Portugal e Irlanda avanzan en la buena dirección". Es decir, que avanzan en la receta de las medidas económicas restrictivas. Mientras Alemania rompe la alcancía para aliviar a sus vecinos. Si esos países fracasan en cuanto a reactivar un tanto sus economías y la crisis se extiende como la peste, el euro no resistirá más. Si reaccionan sus economías, se salva el euro. La apuesta a un euro fuerte en medio de la peor crisis financiera del siglo XXI no parece razonable.