*Sondeos al FMI
*Acciones con miras a las elecciones
La crisis política de Venezuela se agrava en la medida que la economía se hunde a pesar de que el país sigue nadando en petróleo. El Banco Central informa que la inflación alcanza en septiembre el 4.4%, con un incremento del 49.4% en un año, la inflación más alta del mundo apenas superada por Bielorrusia y Sudán del Sur. A la par que crece la corrupción y la inseguridad, como la escasez y el alza de los alimentos que son cada vez mayores, superando el 70% anual. En la medida que el sector oficial asume el manejo y comercialización de los alimentos crecen la corrupción y el desabastecimiento, como las pérdidas por mala manipulación de los mismos. Las filas se hacen interminables en las tiendas y abastos cuando llegan los productos de primera necesidad. En algunos casos los desesperados habitantes de los barrios populares generan pobladas en las que los vecinos salen corriendo con bolsas de alimentos aupados por el hambre. Lo mismo se repite con los camiones que transportan los alimentos y otros productos, que suelen ser asaltados por bandas organizadas que los venden entre la población. Entre los artículos de consumo popular más difíciles de conseguir figuran la leche en polvo, el azúcar y el aceite de cocina, lo mismo que el papel higiénico y otros elementos básicos que casi no se consiguen, cuya escasez supera el 85%, según cifras oficiales.
La crisis por la inoperancia del Estado y el desabastecimiento desesperan al Gobierno, que lanza acusaciones contra el imperialismo, los enemigos de la revolución, los ricos, sin convencer a nadie, puesto que éste interviene en el mercado con ineficacia y con resultados negativos. La deuda oficial de Venezuela crece cada día de manera alarmante, en tanto las importaciones se paralizan por falta de dólares. El circulo vicioso se torna alarmante por cuenta de los intermediarios que se mueven por los despachos oficiales donde se aprueba la importación de materias primas y medicamentos, lo que impulsa la degradación sanitaria de la población por la carencia de insumos básicos, que deriva en que a los enfermos graves no les puedan hacer diagnósticos de cáncer, ni siquiera se consigue parafina que se usa para detectar la gravedad de los tumores.
La frustración que produjo en el Gobierno el viaje del presidente Maduro a China, aumenta en la medida que el Gobierno de ese país se negó a seguir con los prestamos multimillonarios, que superan los US$ 245 mil millones. Por esa razón, en medio de la tormenta que sacude el país, pese a las insistentes acusaciones oficiales sobre la conspiración de los organismos internacionales y el imperialismo contra la revolución, los asesores económicos le han sugerido al presidente Maduro que acuda al Fondo Monetario Internacional. Dichas conversaciones con los agentes del FMI son duramente criticadas por los ultras de la revolución, que consideran que las exigencias que hace esa institución a los países que les presta dinero son inaceptables y traicionan el legado del comandante Hugo Chávez. Esa división ahonda más las contradicciones del Gobierno y dilata las posibilidades de afrontar la crisis, ad portas de las elecciones regionales. Chávez utilizó los recursos del petróleo como la principal arma de la revolución, para ganar elecciones a cualquier precio, desestabilizar gobiernos y financiar el socialismo del siglo XXI, sistema que le permitió modificar el mapa geopolítico de la región. Un acuerdo con el FMI, obligaría a sanear las finanzas, y, por lo menos en teoría, no se podría seguir utilizando tan abiertamente el petróleo como caja menor de la revolución. Para Alfredo Coronel: “Un pacto de Venezuela con el Fondo Monetario Internacional significaría el fin de la Revolución Socialista Bolivariana. Sería la renuncia de todas las banderas esenciales que ellos han mantenido por 15 años”.
El presidente Maduro, para calmar el descontento ha procedido con firmeza y espectacularidad al avalar la detención del alcalde de Valencia, quien milita en su partido y que había establecido un sistema de tarifas ilegales a los negocios en los centros comerciales más concurridos. Los agentes del gobierno local movían millones de bolívares que manejaban 14 cooperativas, en el marco de un negocio ilegal que gerenciaba el hijo del alcalde, asociado a una conocida exreina de belleza. Con acciones efectistas contra la corrupción, al tiempo que busca fondos en la banca internacional y con medidas que intentan conjurar el tema de la escasez de dólares, se apresta el Gobierno a afrontar las próximas elecciones regionales.