En la ciudad de Santiago de Cali, con el arribo de ocho destacados gobernantes, junto con varias docenas de sus ministros y asesores se dio inicio ayer a la Séptima cumbre económica de países de la Alianza del Pacífico, que el presidente Juan Manuel Santos califica como la más importante de la región. La oportunidad ha sido espléndida para al mismo tiempo celebrar los 500 años del descubrimiento del Pacifico. En este año se conmemora el descubrimiento del Mar del Sur por parte de Vasco Núñez de Balboa. Al ser segregada Panamá de Colombia en 1903, la vocación de impulsar nuestras relaciones con los países asiáticos pasó a un triste segundo plano, en cuanto nos encerramos en nuestras miserias y se frenó el impulso comercial por esa salida marítima que teníamos desde tiempos coloniales. Esto a pesar de que el país cuenta con 1.300 kilómetros de costa en ese mar, que son de importancia decisiva para el comercio y la soberanía nacional, lo mismo que para la relación con la región asiática que se destaca por sus altísimos logros en desarrollo e inmensa capacidad de compra.
Con la llegada de ocho jefes de Estado y varios centenares de ministros y empresarios, Cali se convierte desde hoy, y durante 48 horas, en el epicentro de una de las citas económicas más importantes de los últimos años en el continente: la Séptima Cumbre de la Alianza del Pacífico. Figuran entre los miembros de la Alianza Pacífico que se congregan en Cali, cuatro países, siendo el anfitrión Juan Manuel Santos, acompañado de los presidentes Enrique Peña Nieto, de México; Ollanta Humala, de Perú, y Sebastián Piñera, de Chile. A los que se suman los jefes de Estado de Costa Rica, Laura Chinchilla, y de Guatemala, Otto Pérez Molina, quienes están a la espera de ingresar a la Alianza. Así como los jefes de Estado de España, Mariano Rajoy, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, más los representantes de otros siete países. Los que están interesados vivamente en las amplias posibilidades de negocios en el conjunto de sus mercados, como de las perspectivas comerciales y de integración que ofrece la Alianza.
Entre las condiciones que se estipulan para ingresar a la Alianza Pacifico estar de acuerdo con sus postulados y, previamente ser signatarios de pactos estilo TLC. Lo que en algunos países ha suscitado críticas en cuanto consideran que sus economías no están preparadas o deben prepararse mejor para competir. No es tal la opinión del presidente Juan Manuel Santos, quien considera que esos pactos en serie favorecen a Colombia y al respecto aclara: “Los frutos de este proceso se verán -y se están comenzando a ver- en un mayor desarrollo para nuestra propia región Pacífica y para el país en general, y en mayor empleo y empleo de calidad para todos los colombianos”, y agregó: “Estamos muy listos y entusiasmados porque este es un paso importantísimo en nuestro desarrollo, en nuestras relaciones internacionales, en nuestro posicionamiento a nivel regional y a nivel mundial”, sostuvo el mandatario al concluir que “la iniciativa ha generado todo un interés a nivel mundial y para nosotros, como Colombia, es de gran importancia”.
La diplomacia colombiana lleva varios meses de discreta e intensa actividad para conseguir que los países de la región avancen en los tratados de TLC, como es de destacar el caso entre Colombia y Costa Rica, que se pacta entre los ministros de Comercio Exterior de los dos países, Sergio Díaz-Granados y Aníbal González, fruto de dilatada negociación de varios meses. Lo mismo se repite con otros países que asisten a la cumbre en Cali.
Es de felicitar a las autoridades de Cali por la forma cuidadosa como planificaron la importante cumbre, como a la fuerza pública que destinó más de tres mil hombres para garantizar el orden en el evento. Al mismo tiempo es de resaltar que la ciudad ha estado a la altura del crucial encuentro internacional, con el estreno del largo túnel que se constituye en un sistema modelo por su eficiencia digno de imitar en otras ciudades de Colombia. Las reuniones en el Club Campestre han mostrado la eficaz organización y los buenos efectos de la hospitalidad de los caleños, vital cuando se trata de la hermandad entre naciones y se avanza en asuntos de alto vuelo en materia de negocios políticos y comerciales.