*El despilfarro demencial
*Un debate que no da espera
Es explicable que los que estrenan curul en el Congreso o que están por ganar fáciles aplausos, inicien las sesiones con ataques personales a sus colegas, incluso a los funcionarios oficiales. Pocos estudian los problemas nacionales o están por intervenir en la discusión de las reformas fundamentales que, en general, son las mismas de la legislatura pasada y que se hundieron en el curso azaroso de los debates y los intereses encontrados, o después de aprobadas al pasar por las horcas caudinas de la Corte Constitucional, donde cinco magistrados que hagan mayoría pueden hundir las leyes que aprueba el Congreso, para entrar a legislar. En lo que se conoce como lucha de poderes, dado que los juristas en sus fallos sientan doctrina y se atribuyen facultades que, jamás, les concedió la Constitución de 1991.
No está de más ahora que la ONU y los estadistas internacionales le piden a Israel y a los palestinos que dejen la bronca y paren las armas, cuando debieron hacerlo antes de que la orden de bombardear partiera de ambos bandos y provocara la terrible mortandad, que se les pida lo mismo a los legisladores colombianos. Así les sería más fácil pensar en Colombia, en las urgencias de las masas, en los problemas sociales, en los asuntos económicos, jurídicos, educativos e internacionales e, incluso, de la paz. En tal sentido es fundamental que se revise la política petrolera del país, que se analicen las reales posibilidades nuestras en ese campo, los contratos y fórmulas de negociación, los cambios tecnológicos y el futuro del mercado. Colombia desaprovechó por décadas las posibilidades de asociación con empresas petroleras internacionales y de abrir el mercado con la finalidad de hacer más sísmica, exploración y desarrollar con parte de las utilidades del multimillonario negocio petrolero la industria petroquímica, para lo que necesitaba ingenieros y químicos de óptima formación que escaseaban aquí, pese a que Laureano Gómez tuvo la genialidad de crear Ecopetrol. Por lo que conseguimos explotar nuestro preciado recurso y transformarlo en combustible. No faltaban los políticos miopes que predicaron en el siglo XX que la riqueza del hidrocarburo era tal y tendía a valorarse más con el tiempo, así que el mejor negocio era no explotar el petróleo y guardarlo para cuando se acabara en el resto del mundo y así seriamos riquísimos, mientras parte de la población se moría de hambre… Lo curioso es que estupideces como esa se repiten aún hoy día, al ignorar que existen diversos productos que sustituyen el petróleo en el campo de lo energético, como la energía nuclear, solar y otras. Y parece de novela de ficción, los Estados Unidos avanzan en un proyecto que les permitirá en el futuro enviar desde otro planeta energía a su país.
Estados Unidos ha sido nuestro mayor comprador de crudo, y con bajos fletes por la cercanía del cliente por mar. Esa potencia concentra sus esfuerzos políticos, económicos y técnicos en ser autosuficiente en materia petrolera, por cuanto cuentan con otras energías que para el futuro con los avances técnicos se podrán explotar y abaratar para el consumo popular.
La producción petrolera colombiana cayó por debajo del millón de barriles, un 2,45 por ciento promedio diaria de petróleo en parte con pozos residuales que tienden a agotarse. El precio del crudo al caer la demanda externa de Estados Unidos y otros países bajará, en tanto temporalmente se mantiene o sube por las noticias del conflicto en el Medio Oriente. El ministro de Minas, Amylkar Acosta, intenta recuperar el ritmo de producción petrolera por encima del millón de barriles de aquí a fin de año, objetivo que requiere superar la maraña burocrática y permisiva de obstáculos en contra, con unas reservas probadas del país, que al cierre de 2013, se calculan en 2.445 millones de barriles. Sin petróleo no podríamos financiar los multimillonarios gastos del Gobierno ni los que demanda el posconflicto. El historial de despilfarro de las regalías es demencial, si no que lo digan en Yopal, donde más regalías malbarataron. El tema petrolero debería debatirlo ya el Congreso.