Sin duda el problema más serio que enfrenta el planeta es el del deterioro ambiental. La continua emisión de partículas con alta concentración de CO está afectando de tal manera el entorno terrestre que en los próximos años las consecuencias serán de magnitudes apenas imaginables. El calentamiento global es una realidad que se está experimentando, con derretimiento del hielo en la Antártida y la desaparición de nevados, que es inevitable, entre éstos el Kilimanjaro, en Tanzania (África). Esas hermosas cumbres blancas que generaciones anteriores pudieron admirar. Y las que quedan poco a poco irán perdiendo la nieve. Ha sido un proceso de años, que en los últimos se ha acelerado. De manera que para el recuerdo solo documentos gráficos de esas maravillas naturales.
Otra de las graves secuelas, el aumento de la temperatura, que será de mayores proporciones en el inmediato futuro. Esto va a incrementar el nivel de las aguas de los mares, con inundaciones de zonas costeras e insulares. La subida en el termómetro se nota en muchas partes del mundo donde antes no se registraban calores intensos. Igual los fríos extremos, y muchas otras manifestaciones de la naturaleza que indican su reacción por las acciones depredadoras del ser humano que alteran el equilibrio de los ecosistemas.
La mayor responsabilidad de la saturación de gases, que derivan en el efecto invernadero, corresponde a los grandes países que generan más residuos, producto de la sociedad de consumo, y que han sido reacios a suscribir acuerdos para disminuir drásticamente las emisiones. En esto priva el dinero, si se reducen las emisiones podrían resentirse ingresos de las grandes factorías. Es una situación sabida ya que científicos de diversos países lo advirtieron hace tiempo. Ahora, si se lograra que bajaran las emisiones de gases, no se evitarían los resultados de decenios de estar lanzando elementos dañinos que han causado enorme daño ambiental.
El precio de la industrialización intensiva es muy alto. China, el país más poblado del orbe, potencia emergente, ya no sabe qué hacer frente a los altos niveles de toxicidad en el aire que han llegado a las grandes ciudades como Beijing, en la que hay días que el tapabocas es indispensable. La mayor incidencia en la contaminación se debe a los combustibles fósiles. Y es lo que ocurre en el gigante asiático que se ha convertido en el más industrializado durante el transcurso de los últimos años. Allí el ambiente es de urbes cubiertas de densas capas de smog, y los niveles de elementos degradantes del entorno superan lo tolerable que indican estándares internacionales.