Hablan los encuestadores | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Mayo de 2014

Semejan sacerdotisas de Delfos

Coinciden en cierta incertidumbre electoral

 

Es un lugar común decir que las encuestas son como una foto del momento político, no siempre. La índole de las preguntas y la secuencia como se ordenan, junto con los interrogantes son fundamentales, así como existen fotos grises, engañosas, bajo el efecto de luces que opacan los colores o destacan lo  menos importante, según el enfoque de la cámara, que puede hacer aparecer a un enano como un gigante, presentarlo como es o deformar su rostro al acercar la lente. El Nuevo Siglo conversó con algunos de los más reconocidos agentes de las encuestas en el  país: Jorge Londoño, de Invamer-Gallup, César Valderrama, de Datexco, Carlos Lemoine, de CNC, Javier Restrepo, Ipsos-Napoleón, y Guillermo Baena, de la empresa que lleva su nombre en la Costa Atlántica. Sus respuestas denotan el profesionalismo, así como demuestran que dado el caso pueden ser más escurridizos que los políticos y clientes que los contratan. Se parecen más a las sacerdotisas de Delfos, que a unos técnicos que auscultan el querer popular, por lo que no se arriesgan mucho, así que señalan el crecimiento o la tendencia favorable de unos y otros, al tiempo que dejan ver que un tercero puede subir y otros bajar, dando margen al azar.

Jorge Londoño, de Gallup, sostiene que Santos es más fuerte entre las clases bajas, lo que le daría mayor chance, pues son mayoría, César Valderrama, de Datexco, señala que más que apatía, lo que advierte es que “muchos de los candidatos no se conectan con el electorado”. Y confiesa que “esta campaña es más de imagen que de otra cosa y la imagen es asociada al conocimiento de los candidatos que es bajo  también”. Lo que a su juicio determina que la campaña esté muy apagada. Carlos Lemoine, del Centro Nal. de Consultoría, sostiene lo mismo que todas las encuestas, en primera vuelta gana Santos, con alternativas por el segundo lugar. Coincide en señalar que Santos tiene mucha fuerza en los estratos bajos, ve estancados a Enrique Peñalosa y Marta Lucía Ramírez. Lo mismo que las pitonisas vaticina que según como siga la campaña subirán o bajarán unos en la segunda vuelta. Javier Restrepo, de Ipsos-Napoleón, sostiene  que “Santos está estancado en intención de voto, por lo que vaticina que está por verse si Santos y Zuluaga van a la segunda vuelta o si cambia la tendencia”, como diría la maga Atlanta en una lectura de cartas a una enamorada, su hombre es rubio, mas no descarta un moreno no tan alto en su horizonte afectivo.

Ninguno de los experimentados voceros de las encuestadoras hace referencia a los frecuentes errores de bulto de las encuestas en Colombia, que contrastan con los márgenes pequeños de error que se dan en Europa, con raras excepciones. La mayoría de sondeos y encuestas en las elecciones pasadas anunciaron la partida de defunción del Partido Conservador y los parlamentarios con poder, que pusieron más votos que el Partido Liberal, en puja con el Centro Democrático y La U. Así como se equivocaron con los pronósticos en Bogotá, sin dejar de reconocer por supuesto la calidad de sus trabajos y sus aciertos en algunos casos. Tan amplios márgenes de duda que imperan en Colombia, no concuerdan con los supuestos en otros países y son demasiado laxos. Puesto que ciertos temas del comportamiento colectivo y sus intenciones deben ser interpretados en estudios más completos por antropólogos, psicólogos y sociólogos. Al fin, lo que muestran las encuestas aquí no son resultados matemáticos, sino la elasticidad del mercado de intenciones ciudadanas frente a los vendedores de realidades o ilusiones, que son los candidatos.

Es factible que los indecisos, los abstencionistas de viejo y nuevo cuño, los inclinados al voto en blanco se sientan motivados a votar de firmarse un acuerdo de paz, quizá para la segunda vuelta. No se requiere de encuestas para saber cómo votarían los partidarios de la paz. Lo cierto es que la independencia del juicio de los votantes es relativa, lo mismo que cuenta el hecho de que aquí se vota, también, en contra y que los debates o errores de campaña pueden producir estragos. Deducir que los sin partido son más rebeldes e independientes puede inducir a error. Lo mismo que no son más fuertes los que se definen por una tendencia con antelación, puesto que la debilidad del hombre masa lo puede conducir a ingresar a un movimiento o partido sin siquiera conocer su plataforma e ideas, como otros ingresan a un club.