* Los retos del cambio
* Realidades de un país dividido
La democracia colombiana dio ayer un dictamen claro en favor del hoy presidente electo, Gustavo Petro Urrego, cuya carrera política se gestó desde las épocas del M-19 y, luego de hacer la paz, escaló posiciones a partir de la elección popular, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado de la República, en donde se convirtió en parlamentario destacado, y después en la alcaldía de Bogotá, continuando con el viraje a la izquierda que dio la ciudad desde hace 20 años.
Desde su campaña presidencial anterior, en 2018, cuando obtuvo ocho millones de votos, Petro se dedicó estos cuatro años a incrementar su respaldo electoral, como líder de la oposición, consiguiendo 500 mil votos más en la primera vuelta de 2022 y logrando este domingo cerca de 11,3 millones de respaldos, con el 50,45% de los sufragios totales.
Por su parte, su rival, el ingeniero y exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, también obtuvo una votación sorprendente, al pasar del 28% en la primera vuelta a un 47,30% en la segunda, sumando 10,5 millones de votos. De tal manera, entre una ronda y otra el dirigente y próximo senador de la República obtuvo un respaldo de casi la mitad de quienes asistieron ayer a las urnas. Las encuestas, que hasta el día de la veda para su publicación, daban un empate técnico, con base en un margen de error de entre el 2,5 y el 3%, acertaron en su mayoría, mientras que unas pocas no lo hicieron al dar un porcentaje muy alto al voto en blanco, que finalmente solo fue de 2,2%.
El país, asimismo, salió masivamente a votar, reduciéndose históricamente la abstención, pues se registró una participación record de alrededor del 60%. Del mismo modo, pese a que fueron muchas las alertas sobre un presunto fraude electoral, a raíz de los errores presentados en las parlamentarias, la Registraduría Nacional llevó a cabo una labor, tanto en primera como en segunda vueltas, que le permitió al país saber los resultados presidenciales ya concretos en menos de una hora. En la misma medida, los comicios se desarrollaron dentro de un marco de seguridad y orden público, pudiéndose decir que fue uno de los eventos más pacíficos en tiempos recientes.
Luego de una campaña signada por la pugnacidad y particularmente una segunda vuelta en la que preponderaron los ataques personales y las filtraciones, y en la que no se dieron los tradicionales debates programáticos entre los candidatos, el país entra en una etapa inédita en su devenir. Si bien el resultado electoral es claramente favorable a Petro, el propio presidente electo, en medio del remate proselitista, propuso un “acuerdo nacional”, que reiteró en su discurso de agradecimiento y victoria. Tendrá ello que ser motivo de una interacción del nuevo Ejecutivo y las fuerzas representadas en el Congreso, puesto que buena parte de las propuestas del triunfador tienen que ver con reformas legales y constitucionales a debatirse y aprobarse en el seno del Parlamento. Y que, del mismo modo, traten sobre las reformas propuestas en cuanto a materias fiscales, pensionales, laborales, de hidrocarburos y otras más que contaron con el aval democrático en las urnas ayer.
Al comenzar un nuevo proyecto de país, tal y como propuso Petro en su discurso de anoche, Colombia está a la expectativa de ver cómo se desarrolla ese modelo transformador con base en la Constitución de 1991 y dentro de las circunstancias de una economía golpeada por la pandemia y las secuelas de la guerra en Ucrania, como la inflación y el desabastecimiento alimentario.
Como se sabe, el presidente electo ha propuesto modificar drásticamente el sistema de seguridad social, hacer una moratoria sobre la exploración de crudo, crear el Ministerio de la Igualdad (con el fin de adelantar una política adicional del cuidado), restablecer relaciones con Venezuela, sentar las bases de un diálogo con el Eln y generar las condiciones presupuestales para implementar una ambiciosa estrategia de inversión social, con una renta básica permanente.
Como lo dijo el mismo mandatario entrante su propósito es el de superar la polarización política y llamó a los diferentes sectores del país para generar las condiciones que permitan dejar atrás la división entre los colombianos.
Los resultados electorales demuestran que la propuesta de cambio liderada por Petro fue respaldada por la ciudadanía dentro de los cauces institucionales propios de la democracia colombiana. Pero terminada la campaña, hay que empezar a tomar decisiones. El entrante gobierno, por ejemplo, deberá pronunciarse sobre si está satisfecho o no con el Marco Fiscal de Mediano Plazo o el proyecto de Presupuesto General para el próximo año. El primero ya se presentó la semana pasada al Congreso y el segundo debe radicarse dentro de los diez días de arranque del nuevo Parlamento.
Así las cosas, el gobierno entrante tendrá que trabajar a fondo, antes de su posesión, y sentar las bases del acuerdo por medio del cual busca llevar a cabo el cambio que prometió.