*Un mercado de 212 millones
*Grandes desafíos y posibilidades
De mirar al Pacífico, donde se concentra gran parte de la humanidad y miles de millones de seres que necesitan de las materias primas y los alimentos de nuestra región, como de otros productos, pasamos con la Alianza del Pacífico a unirnos para concertar y buscar competir con esa importante zona estratégica del globo. No se trata de caer en la banalidad de criticar que la cumbre presidencial no se hizo en el Pacífico, puesto que se trató de un simple asunto práctico de capacidad hotelera, dado que Europa y los Estados Unidos, país éste que tiene como nosotros costas en el Atlántico y Pacifico, se vinculan al proyecto y España, como lo expresó el presidente Rajoy, considera que Colombia es como el portaviones para el avance europeo en ese ámbito. Los países que conforman la Alianza del Pacífico, Chile, Perú, México y Colombia, han encontrado en esos mercados inmensas posibilidades. El crecimiento de China, Japón, India, Corea y otras naciones, coincide con el crecimiento industrial y comercial de Hispanoamérica, con lo que se denominan economías emergentes y el incremento de la inversión. Mucho más interesante en cuanto al avanzar los Estados Unidos a la autarquía en materia de explotación de crudo y carbón, las compras a nuestra región, dado que somos sus naturales abastecedores de materias primas, tienden de manera inevitable a caer. Fuera de que ya los expertos en asuntos mineros de esa potencia se volcarán a exportar a los países que nosotros en parte abastecemos.
El escepticismo que suscitó en un principio la Alianza del Pacífico se superó gracias al entendimiento que en ese sentido surgió entre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el presidente de Chile, Sebastián Piñera. En este caso la diplomacia presidencial y la colaboración entusiasta de ambas cancillerías consiguieron superar obstáculos burocráticos que tendían a entorpecer el desarrollo del proyecto. Pocas veces en un poco más de dos años se consigue que se llegue a acuerdos comerciales tan ambiciosos. Es de anotar que ese mismo entendimiento diplomático se repite en los avances con Perú y México, lo mismo que con otros países que se apresuran a ingresar como observadores y tienen el mayor interés de participar en el asunto. Se conforma un merado de 212 millones de seres. Liberar el 92% de los aranceles es una medida audaz, puesto que con México en el G-3, tenemos un intercambio deficitario. El resto de aranceles se aboliría en un tiempo prudencial. Lo mismo que en asuntos agrícolas se presentan diversos retos que habrá que superar. Son enormes las dificultades, que habrán de subsanarse sobre la marcha.
Lo que se busca es mejorar las posibilidades de competir en mercados gigantescos Estos riesgos se corren en tanto se trata de aglutinar fuerzas para emular con bloques comerciales poderosos y ricos de la economía mundial. Puesto que según el Gobierno de Colombia, en América Latina y el Caribe, el bloque conforma el 36% del Producto Interno Bruto (PIB), concentra el 50% del comercio total y atrae el 41% de los flujos de inversión extranjera directa que llegan a la región. Queda sin cuantificar la enorme riqueza física y el capital humano de estas naciones, no solamente en lo que se refiere a la economía, la cultura y la creatividad.
Los acuerdos de los miembros de la Alianza del Pacífico deberán ser aprobados por los respectivos congresos; sin duda serán debates importantes. En el caso de los acuerdos entre Perú y Colombia, el presidente Santos y Ollanta Humala, del Perú, han dado pasos gigantescos para favorecer la integración entre los dos países, en particular en la frontera. En varios aspectos las economías se complementan y los expertos consideran que los acuerdos entre ambas naciones avanzan a un gran progreso comercial bilateral que permitirá en el futuro actuar de acuerdo en diversos campos en los cuales antes ni siquiera nos entendíamos. Es de destacar el apoyo a las negociaciones de paz que le ofreció el presidente del Perú al pueblo colombiano, lo que se suma al respaldo entusiasta que le han dado los jefes de Estado que apoyan la Alianza del Pacífico. Terceros países han anunciado la voluntad política de ingresar a la Alianza, como es el caso de Costa Rica. Lo que indica que en medio de la crisis mundial, en la medida que se logren homologar los esfuerzos tendremos enormes resultados y se abren nuevas posibilidades de crecer.