*Las dos caras de Ortega
*La farsa constitucional
La política expansionista de Nicaragua continúa viento en popa, no para, no se amilana ante nada. En tanto, Colombia sigue con cierta perplejidad sus movimientos. Un día anuncia que se rearma, al poco tiempo una comitiva oficial declara desde Rusia, que están en misión de compra de armamento moderno, fuera de los misiles y armas cubanas con las que cuenta desde los días de la revolución. En otra oportunidad sus abogados y expertos litigantes internacionales informan que van por la plataforma submarina hasta la zona cercana a Cartagena. Desde hace años han impulsado contratos de exploración petrolera en aguas colombianas en litigio. La política abusiva da para construir un canal interoceánico en una zona que incluye las playas y el mar nuestro, que al desconocer ellos el Tratado Esguerra Bárcenas, debieran volver a Colombia, puesto que los acuerdos se deshacen según como se hicieron.
Lo que no impide que el comandante Ortega, cuando le parece se muestre en apariencia conciliador con el Gobierno colombiano y anuncie que está dispuesto a negociar. Así como le sostenga a los colombianos del archipiélago de San Andrés, las islas y los cayos, que les respetará su derecho a la pesca. Cuando salta de bulto que mientras el Gobierno de Colombia no se someta al fallo injusto de la Corte Internacional de La Haya, por arbitrario, por tratarse de un asalto a la buena fe nuestra, por haberse excedido en su competencia, por alterar las fronteras de terceros países y por sentar, entre otras cosas, un precedente funesto internacional de desconocer fronteras anteriores a su misma existencia, esas aguas siguen siendo nuestras.
Lo cierto es que el fallo inicuo de La Haya le ha propinado un golpe mortal a la estabilidad regional, al respeto por las fronteras. Panamá y Costa Rica, han salido a protestar en la ONU, contra el expansionismo abusivo de ese país, contra las presiones a las que someten a sus habitantes en las fronteras, contra el cinismo del Gobierno nica, que aduce que así como logró ganar un pleito que desconoce la fronteras históricas de Colombia, por diversas vías está dispuesto a acrecentar su mar y su territorio con el despojo a sus vecinos, que está presto a conseguir de cualquier manera. Y ponen como ejemplo lo que consiguieron en La Haya contra Colombia.
Los expertos internacionales, que conocen a fondo la política nica, consideran que los antiguos “revolucionarios” hoy enriquecidos, están dispuestos a todo, que cuando lo consideran conveniente incoan pleitos contra sus vecinos y están decididos en un futuro a movilizar sus embarcaciones de guerra con la finalidad de conocer hasta dónde llega la voluntad defensiva de Colombia: y dado el caso fomentar de manera audaz un incidente internacional. En ese caso Colombia podría verse en una situación comprometida por cuanto sus amigos en la región, en algunos casos tienen mayores compromisos con Nicaragua, por aquello de la solidaridad política. Sin que los Estados Unidos opinen siquiera sobre el asunto, pese a que son nuestros aliados en la lucha contra la subversión y el contrabando, que pasa en gran parte por la zona en disputa con Managua.
Dentro de ese esquema expansionista y de crear hechos cumplidos, el comandante Daniel Ortega, ha anunciado que el próximo lunes enviará a la Asamblea Nacional el proyecto de Reforma de la Constitución, para consignar en la misma los nuevos límites que incluyen nuestro mar y que intentan cercar el archipiélago de San Andrés, razón por la cual reclaman la plataforma submarina. Prevalidos de que si Colombia se muestra débil en la defensa de su soberanía, mañana irán por San Andrés, teniendo conocimiento de que los isleños son colombianos y quieren seguir viviendo como colombianos y morir como tales. El anuncio de la maniobra abusiva del Gobierno de Nicaragua para proseguir con la farsa del despojo a nuestro país, lo hizo una diputada del partido de gobierno que es de las más radicales en la ofensiva para expulsarnos de nuestro mar, de nuestro territorio y riquezas en esa región. Según la diputada el Gobierno reformará la Constitución para incluir el mar en disputa como suyo, a sabiendas de que el fallo de La Haya no obliga a Colombia no solamente por inejecutable, sino por cuanto esa Corte no tiene potestad para abolir el Tratado Esguerra-Bárcenas, lo que no es dado hacerlo de manera unilateral y corresponde a las partes en conflicto.