Mejora en la economía
Gobernar y persuadir
El ritual de los presidentes estadunidenses de informar a la Nación sobre el estado de la Unión lo cumplió, una vez más Barack Obama, quien trató de provocar la sensación de optimismo y firmeza, que tan buen resultado le dio durante su campaña presidencial, cuando se convirtió en figura nacional y arrolló con su verbo a los republicanos. Pero ya el magnetismo de esos tiempos en los que las promesas se podían hacer sin que fuesen refutadas para animar a un público desorientado y pesimista, agobiado por la crisis, no producen el mismo efecto. Las palabras del gobernante y sus promesas se confrontan, de inmediato, con la realidad de los hechos, con las expectativas de mayorías y minorías. Eso lo sabe el Presidente y, por lo mismo, se esmeró en utilizar sus mejores recursos de orador para interpretar las cifras de manera positiva y que estimule a la opinión pública. Su discurso iba dirigido a los congresistas, que son los que aprueban o niegan las leyes.
El discurso de Obama se dirigía, también, a la Nación, los Estados, y los capitanes de la empresa privada, a sabiendas que gobiernos del globo y poderosos inversionistas analizan cuidadosamente sus palabras. Por estas razones es más complicado producir una intervención que consiga a plenitud modificar el estado de ánimo de los descontentos, de los vacilantes, de los indiferentes o de la oposición, puesto de lo que se trata es de unir voluntades para gobernar un país gigantesco, que requiere de esfuerzo de todos para salir de la crisis. Con el fin de intentar ese efecto dijo: “gracias a la valentía y a la determinación de personas como ustedes, Estados Unidos ha luchado mucho para alcanzar ese optimismo”. Sugerencia que reforzó con distintas estadísticas positivas en especial la caída del desempleo, que es la más baja de los últimos cinco años, que el mes pasado quedó en el 6,7%, lo que demuestra que la economía reacciona y contrasta con las cifras de del 2009, en donde llegó el desempleo al 10%.
En una economía tan grande y poderosa, con varios Estados cuyas fortalezas son diversas, teniendo en cuenta que la crisis mundial persiste, los Estados Unidos han mejorado sustancialmente y van por buen camino. Una de las cosas que más los favorece es su inmensa riqueza mineral y agrícola, la renovación industrial y tecnológica, en la que persisten algunos rezagos. El principal estímulo lo han recibido las compañías mineras y petroleras, lo que favorece la exigencia de los republicanos de no sobrepasar los gastos federales y emitir en exceso, lo que se logró en la difícil negociación del presupuesto en el 2003, para robustecer la economía. En tal sentido la presión republicana para abolir la dependencia de las importaciones de petróleo ha sido decisiva. Cada vez son menos los dólares que salen por cuenta de las compras de barriles de petróleo y, en relativamente poco tiempo, esperan ser autosuficientes en materia energética. Además, saldrán a competir en los mercados internacionales con los excedentes de la producción local.
El presidente Obama tiene claro que no puede bajar la guardia en el segundo año de su segundo mandato y que, a toda costa, debe reafirmar su influjo y recobrar la credibilidad de los más, minada por algunos hechos negativos y nubarrones en el horizonte, que explota la oposición. Al mejorar la economía, la actitud frente a los emigrantes extranjeros está variando ya que en algunas regiones hacen falta brazos para recoger las cosechas y efectuar trabajos menores, esos que los locales se niegan a cumplir. Esta situación favorece la posibilidad de impulsar la reforma migratoria, pues tanto el gobernante como millones de estadunidenses son descendientes de extranjeros o han nacido en otros países, siendo los que más contribuyen a impulsar el desarrollo. El presidente Obama ha decidido tomar la iniciativa política y bautizar el 2014 como el año de la acción y el avance en conjunto de las grandes fuerzas políticas de ese país.
No es suficiente con el verbo presidencial para modificar los intereses y la actitud de la oposición republicana, que, a su vez, intenta capitalizar el descontento ya que no se han conseguido varias de las metas anunciadas en el pasado, en parte por estar ligadas a que mejore la situación económica global. Para curarse en salud, expresó que en lo posible no enviará tropas al exterior y que fuera de cumplir sus deberes como potencia no está por aventuras armadas. El tiempo y las volubles circunstancias le darán la razón a Obama o a los republicanos, que hoy no están tan distantes en cuanto han limado algunas de las asperezas programáticas lo que, sin embargo, no debe llamar a engaño porque en otros campos de la política afloran tensiones y hostilidades que se agudizan en tiempos electorales.