· Encuestas favorecen al PP y el centro
· Voto definirá un destino aún incierto
Con los tradicionales discursos y actos públicos distintos partidos españoles como el Partido Popular (PP), el Partido Socialista Obrero (PSOE), Ciudadanos y Podemos se lanzaron a otra campaña electoral. Salen a buscar votos en momentos en que el país siente que las nuevas elecciones pueden cambiar el curso de la historia. Algunos temen que la izquierda busque un acuerdo político para seguir el modelo griego, lo que espantaría en tierras ibéricas a la clase media, los empresarios, los inversionistas extranjeros y, naturalmente, al propio gobierno de Mariano Rajoy.
Las encuestas en el arranque de la campaña muestran un novedoso panorama político en el cual, por primera vez, una formación distinta a los dos grandes partidos que hicieron la historia a partir de la instauración de la democracia, después del general Francisco Franco, se disputa esa supremacía. Los sondeos indican que Ciudadanos, una agrupación de corte conservador, podría arrebatarle el segundo puesto al PSOE. Los afines a Pablo Iglesias, máximo jerarca de Ciudadanos, conseguirían un 25,6 por ciento de los votos, frente a un 21,2 por ciento de los socialistas. En caso de cumplirse la predicción de las encuestas, el secretario del PSOE, Pedro Sánchez, quien no quiso hacer alianza con el PP para formar gobierno tras los pasados comicios, y prefirió intentar fallidamente un acuerdo con la izquierda, llevaría a su partido al peor descalabro político de los últimos 40 años.
A su vez, esas mismas encuestas señalan que los conservadores del PP mantienen el primer lugar en las preferencias electorales, con el 29,2 por ciento de apoyo, lo que implica un ligero aumento con relación a las elecciones del 20 de diciembre pasado. Sin embargo, ese porcentaje no alcanzaría para darle más escaños en el Parlamento de los que obtuvo en las pasadas elecciones, cuando conquistó 123.
Sánchez abrió campaña en Madrid, en medio del mortal pesimismo que se apodera de sus cuadros por los continuos fiascos y reveces que ha sufrido esa corriente política bajo su zigzagueante dirección, en la que afirman han prevalecido sus ambiciones por encima de los intereses del partido, perjudicando su liderazgo nacional y conduciendo a sus hueste a una eventual derrota electoral. Aun así, el líder socialista no se desanima por las críticas internas y externas y promete revertir la tendencia de las encuestas, llevando al PSOE a la victoria. Lo cierto es que la vieja guardia de ese partido, que fue relegada por Sánchez cuando este no quiso oír sus advertencias sobre el descalabro electoral a que los conduce, queda a la espera de que Marino Rajoy cumpla la promesa de formar un gobierno de coalición, sea cual sea el resultado en las urnas. Es claro que si Ciudadanos queda segundo y mantiene su empatía con el PP, sería la ocasión de dejar a Sánchez solo en la oposición.
Para arrancar su campaña Ciudadanos convocó a un cónclave a su militancia en Madrid y esta dio muestra de un ardiente entusiasmo. Su líder Albert Rivera tomó la palabra en medio de atronadores aplausos e intentó convencer a sus seguidores de que el mayor enemigo de un partido en ascenso es la abstención. Advirtió, de paso, que el síndrome de las encuestas positivas puede ser nefasto.
A su turno, abrió Rajoy, también en Madrid, su campaña. Insistió ante sus seguidores que era necesario atraer el voto de los elementos pensantes de todas las tendencias, así como de aquellos que aún creen en una España de progreso dentro de la Unión Europea, pese a que en ese país cada vez penetra con más fuerza el euroescepticismo. Amparado en los resultados de su gestión y en su larga experiencia electoral, el hoy jefe de gobierno ibérico invitó a los españoles a ejercer su libertad política y votar por el PP que, a su juicio, es la agrupación que mejor le ha servido a España y que de seguir en el poder la sacaría en definitiva de la crisis. Insistió en la urgencia de impedir que se cometan los errores del pasado, especialmente el de “encargar la recuperación económica a quienes nos trajeron la crisis ni a sus compañeros de viaje extremistas o a los partidos sin experiencia de Gobierno".
Podemos, por último, también se lanzó otra vez a la plaza pública y pidió transparencia y cuentas claras en la política, durante un acto que no tuvo la concurrencia que esperaban. Aun así, confían en aumentar el número de diputados, en alianza con Izquierda Unida.
Como se ve, España se juega mucho en las urnas y por eso cada voto contará para definir el rumbo a corto y mediano plazos.