España en peligro | El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Abril de 2019
  • La preocupante antesala electoral
  • Separatismo e involución política

 

 

La conjugación de enormes problemas acumulados en la política española, no resueltos por los sucesivos gobiernos y que se acrecientan con el transcurso del tiempo, mantiene en vilo la política local ad portas de las elecciones generales de mañana. La división suicida de la centro-derecha y la aparición de la extrema derecha en cabeza de Vox desconciertan a un amplio sector de la opinión pública que, en medio del bombardeo de propaganda y alud de propuestas, no alcanza a dilucidar si estos partidos sabrán interpretar sus necesidades y anhelos más sentidos, teniendo claro, eso sí, que la izquierda no lo hará.

También es evidente que algunas facciones hoy separatistas antes se ubicaban en la centro-derecha pero se han apartado del Partido Popular y de Ciudadanos. A su vez, en el bando contrario tanto el Partido Socialista como Podemos tienen un discurso que cada vez se parece más al populismo chavista. Por todo lo anterior es que el anacronismo político y sin norte prevalece en el ambiente electoral, como un ave de mal agüero. No en vano más del cuarenta por ciento del electorado hoy se muestra indeciso sobre qué opción apoyar en las urnas.

Existe una cierta conciencia colectiva sobre el papel gris del actual presidente de España, el socialista Pedro Sánchez, quien llegó al poder mediante movidas parlamentarias de tahúr político y no por el mérito de la democracia directa. Sin embargo, la falta de una derecha unida ha favorecido a los socialistas. Paradójicamente el discurso flojo y compuesto de lugares comunes del hoy jefe de gobierno parece identificar la pobreza que se abate sobre la política española, más aún en medio de la grave crisis que afronta Europa, en donde los cómicos abandonan las tablas para aspirar a capturar el poder, como acaba de ocurrir en Ucrania, donde el cansancio de las masas decepcionadas de sus jefes naturales optó por tomar la política como un chiste.

En momentos en la justicia juzga a los separatistas catalanes se rumora en los diversos círculos políticos que Sánchez estaría comprometido en una conjura grave contra la unidad de España, puesto que se prevé el posible indulto para los procesados con tal de que las facciones que buscan la escisión contribuyan a ungirlo como presidente. En tal caso se consolidaría en esa nación un régimen socialista revanchista, como no ocurre desde el siglo XX, cuando se derivó en la guerra civil.  

Las últimas encuestas muestran que la centro-derecha podría conseguir más votos que los socialistas, mas por el complejo sistema electoral obtendría menos escaños en el Parlamento, entre 156 y 165, cuando se necesitan 176 para alcanzar la mayoría absoluta y formar gobierno. Ello determinaría, por defecto, que se abriera paso a la continuidad de Sánchez. Pero, aunque se calcula que el  PSOE alcance entre 134 y 139 escaños, debería conseguir una alianza con Podemos y los separatistas. Sin embargo, analistas consideran que no le resultará nada fácil concretar ese bloque. Es más, mientras algunos observadores temen que Ciudadanos vuelva a apoyar a Sánchez, sus dirigentes han sido claros en que no hay posibilidad. Por último, como en no pocas ocasiones los sondeos se han equivocado, se cree que, a la hora de las urnas, el voto reflexivo y el de los indecisos podrían terminar inclinándose por la centro-derecha.

En el trasfondo la economía está dando muestras de cansancio, pues se reduce la inversión y se cuestiona el aumento del gasto público, ya que pasan de tres millones los empleados públicos y se denuncian nóminas paralelas. El gobierno actual, según sus críticos, parece una caricatura del que presidió Rodríguez Zapatero, que contrajo la economía de manera fatal. A ello se suma que el ingreso de migrantes ilegales se desbordó y el sistema de salud amenaza crisis. Los jóvenes recién graduados se quejan de la falta de oportunidades laborales y, lo que es peor, la mayoría de  españoles teme que el separatismo empuje el país al abismo, no solamente en Cataluña, sino en otras zonas en donde la izquierda acude al oportunismo de prometer  conseguir bajo esa amenaza más y más fondos de Madrid. Por esa vía populista el separatismo se convierte, además, en un negocio politiquero, como viene ocurriendo en Cataluña, donde el despilfarro de los fondos públicos por los segregacionistas queda impune.

No se sabe a ciencia cierta qué pasará con la novedad electoral de los generales retirados que han aceptado presentarse como candidatos de Vox. Lo que está claro es que el descontento y la decepción de los militares por el trato que les da el poder civil crece día a día.

En últimas, no pocos analistas sienten que España va por mal camino y que involuciona política, económica, social e institucionalmente. Un eventual y anacrónico triunfo de Sánchez agravaría ese fatal rumbo, es claro.