Escándalo en Panamá | El Nuevo Siglo
Martes, 7 de Enero de 2014

No podemos ser indiferentes

¿Peligro de quiebra?

 

Panamá se ha convertido en un referente en cuanto inversión extranjera y buen manejo de las finanzas estatales en los últimos tiempos, al punto que algunos políticos colombianos sostenían, un tanto a la ligera, que si Panamá siguiera siendo parte de Colombia, hoy estaría como el Chocó y hasta peor. Especulación que refutamos por infundada y por no corresponder a la realidad histórica, puesto que el Estado o Departamento de Panamá tuvo un gran peso en la vida económica y política de colombiana. El general Tomás Cipriano de Mosquera hizo un notable esfuerzo diplomático para interesar a inversionistas extranjeros en la construcción del Ferrocarril de Panamá para cruzar el istmo, facilitar el comercio y el desarrollo nacional, con tecnología de los Estados Unidos,  siendo incontrastable que  allí inicia su carrera el estadista Rafael Núñez, que comienza como juez local, forma un hogar con una distinguida panameña, ocupa diversos cargos públicos y es elegido representante a la Cámara en el Congreso de Colombia.

Núñez contrata con una empresa francesa la construcción del Canal de Panamá, que para la época implicaba notables conocimientos de ingeniería y una inversión que apenas se podía hacer en asoció con extranjeros, en este caso Francia. Hasta la muerte de Núñez, como presidente de la República, se ocupó de los asuntos de Panamá con particular celo y eficiencia, como cuando mandó a Rafael Reyes con un contingente de soldados a poner orden en Colón y otras ciudades que los sediciosos habían incendiado y tomado, lo que éste cumple  en una jornada de coraje y pericia militar, que le gana la admiración de sus contemporáneos. Quizá, con Núñez vivo, otra  habría sido la suerte de la unidad de Colombia, que se perdió por cuenta de las seculares guerras civiles, que debilitaron el Estado, las finanzas privadas  y  dejaron a las fuerzas militares exangües. Así como, para ser realistas, por cuenta del crecimiento de la armada de los Estados Unidos, que avanzaba como potencia regional; entre tanto la emisiones clandestinas para sostener la guerra en Bogotá llevaban literalmente a la quiebra el gobierno, que sin fondos no podía siquiera amagar una guerra externa, como si lo hizo con gloria España, así perdiera los restos del Imperio militarmente  en Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Y hoy parece repetirse la historia de los escándalo que llevaron a la quiebra de la empresa francesa que había contratado el gobierno de Núñez a cargo del vizconde de Lesseps, quien había ganado renombre mundial al construir el Canal de Suez, por lo que era la persona con la mejor experiencia y talento para unir las aguas del Pacífico y el Atlántico en Panamá, pero que es envuelto por una conjura de los banqueros y hermanos Seligman, de Nueva York, que alientan su quiebra, financian el fraude y atraen a Roosevelt y gentes de la política y los medios de comunicación del entonces Departamento de Panamá, como del gobierno en Bogotá, que culmina con la intervención militar de esa potencia.

Hoy parece repetirse la historia en ciertos aspectos, por lo menos en lo económico, sin que exista el peligro de la intervención de una potencia en Panamá, dado que el desarrollo aéreo de nuestra época hace que el Canal sea altamente vulnerable y no tenga la misma importancia económica que tuvo en el pasado.

El Canal lo administra una agencia estatal autónoma, responsable del traslado por éste  que se calcula en un 5% del transporte mundial. Los contratistas deben reportar sus novedades y reclamos a esa institución, cosa que no han cumplido. Si no se encuentra una solución se pasa a una instancia de arreglo y, en último caso, al arbitraje internacional en Florida. Entre tanto se corre el riesgo que las obras se paralicen, puesto que la compañía Sacyr sostiene que no está en capacidad de cumplir con el contrato tal como se pactó y pese a un sobrecosto de más de mil millones de dólares que se le reconoció. Por ser la principal empresa del grupo que contrató la ampliación del Canal de origen español,  la ministra de Fomento de ese país, Ana Pator, se reunió de urgencia con el presidente Ricardo Martinelli, sin que se conozca de un arreglo. En los medios de opinión sostienen que Sacyr atraviesa por graves aulagas financieras, como le ocurrió a la empresa de Lesseps, con lo que se repetiría la historia. Lo que desmienten las autoridades de Panamá, quienes están al tanto de sus negocios y socios.

Es preocupante el informe de última hora que se conoce en Panamá, en el sentido que: según  el Tribunal de Cuentas de España, al parecer,  el Estado respaldó a la empresa en 2009 asegurando una fianza de 200 millones de dólares. Además, el reporte develó que esto se hizo en contra del criterio de la compañía pública aseguradora Cesce e incumpliendo procedimientos y normas.