Corresponde al Senado, según lo establece la Constitución de 1991, escoger de la terna que le presentan la Corte Suprema de Justicia, con Alejandro Ordóñez, el Consejo de Estado, con Orlando Gallo y el Poder Ejecutivo, con María Mercedes López, al próximo Procurador General de la Nación. La trilogía la conforman valiosos abogados y funcionarios públicos de la mayor experiencia, idoneidad, respetabilidad, capacidad y vocación de servicio. Son candidatos de óptima calidad, la magistrada María Mercedes López; se distingue en el ejercicio de su profesión por su carácter, compromiso en las investigaciones y juicios, como por el apego a la ley. No se amilana ante nada y defiende sus ideas y conceptos con inteligencia. Cuando litiga, sus contendores se sorprenden al encontrar que una mujer tan atractiva y femenina, pueda ser insobornable en sus decisiones, versada y capaz de atender los negocios más difíciles con sabiduría y prudencia. Como delegada del Ministerio Público ante la Fiscalía de Medellín demostró el fervor y compromiso en la defensa de los derechos humanos. Como magistrada en el Consejo de la Judicatura se dejó conocer nacionalmente por discrepar en temas de fondo y controvertidos con sus colegas. Es una candidata que tiene el respaldo de la mujer y un voto de opinión, así como del Partido Liberal, distinguida profesional en la que el presidente Juan Manuel Santos ha puesto su confianza. Como candidato del Consejo de Estado Ojalando Gallo, como lo indica su apellido, se le reconoce por su competencia profesional, sus estudios, sus calidades como catedrático en la Pontificia Universidad Javeriana y en el Externado. No es dado a la figuración ni suele exhibirse en los medios, por temperamento es conservador. Entiende que a los senadores los deben juzgar por sus méritos y conocimientos. Los que lo conocen destacan su erudición, seriedad y la obsesión por modernizar la Procuraduría. En la actualidad se desempeña con lujo de competencia como director del Centro de Estudios sobre la Justicia Transnacional, Víctimas y Restitución de Tierras de la prestigiosa Universidad Sergio Arboleda.
Alejando Ordóñez es un funcionario al que el país conoce y sobre el cual cada quien tiene formada su propia opinión. Se destaca por su compromiso inflexible y voluntad de combatir la corrupción, función en que cumple su deber sin mirar a qué partido, corriente política o grupos de presión pertenecen los funcionarios y personas a las que les corresponde investigar. Por ser el primero de los candidatos que saltó a la arena, por cuenta de la Corte Suprema, ha sido atacado de continuo por cuantos desean tener un Procurador de bolsillo y por los que no comparten su ardorosa defensa de la moral; que en sana lógica debieran ser los primeros en entender que un hombre de principios en ese cargo es una garantía para la sociedad. Parece que les molesta su carácter santandereano y franqueza con la que aborda los temas más espinosos. Su hoja de vida intachable y su carrera profesional, hasta cuando se desempeñó como magistrado del Consejo de Estado, han sido revisadas con lupa sin encontrar una tacha, por el contrario, con pruebas de un inflexible apego a la ley, que resaltan su gestión en todos los cargos de altísima responsabilidad que ha desempeñado.
Por ser los tres candidatos conocidos, respetables, de notables méritos y prestigio, como por llenar todos los requisitos legales y solvencia moral, despiertan el mayor interés entre los senadores. Y el pueblo colombiano se interesa en la elección del Procurador, en cuanto entiende que en los tiempos actuales no solamente es un organismo de control de la mayor importancia, sino que reconoce la dura labor que le ha correspondido realizar al jurista Alejandro Ordóñez, quien tiene a su cargo investigaciones delicadísimas que no pocos funcionarios venales desearían ver truncadas. En parte por esa razón desde la oscuridad le han disparado a mansalva y han intentado sin éxito desconceptuarlo y dañar su imagen pública, que se mantiene incólume y con visos de gran popularidad entre los ciudadanos de bien.
Corresponde al Senado acatar la Constitución y votar en conciencia por el candidato de sus preferencias y el que más le convenga a Colombia. La sociedad espera que cumpla su tarea a cabalidad y con independencia para favorecer las instituciones y la Patria.