Dentro del plan de megaobras del Gobierno para avanzar en infraestructura nacional, el presidente Santos determinó delegar funciones en el vicepresidente Germán Vargas Lleras para conseguir que se ejecute con calidad, eficiencia y en los tiempos pactados. El Ejecutivo sostiene que la “locomotora” de la infraestructura se acelerará para generar más competitividad, empleo y crecimiento productivo. Se avanza ya en doscientos proyectos macro de orden prioritario para conseguir esos objetivos. Entre los más estratégicos figura el segundo aeropuerto para Bogotá y la Nación, que responde a un clamor para agilizar el movimiento de mercancías y pasajeros en la ciudad, que se ubica entre los más altos de Latinoamérica.
El Gobierno anunció esta semana varios de los aspectos más significativos del nuevo aeropuerto, que se ubicaría en la Sabana occidente, entre los municipios de Madrid y Facatativá. El proyecto tendrá una extensión de 1.350 hectáreas y se calcula que podría estar en funcionamiento en cinco años con una inversión cercana a los dos billones de pesos.
Paralelo a ello se explicó el cronograma de obras e inversiones para la ampliación del ahora llamado Eldorado I. Se van a duplicar las posiciones de contacto para los aviones, construir salidas rápidas en las pistas, ampliar los canales de acceso así como las terminales, plataformas y puentes de abordaje. Esto permitirá pasar de 52 a 90 operaciones en las horas pico. Todas estas obras tendrán un valor superior a los 700 mil millones de pesos y se ejecutarán en tres fases que irán entrando progresivamente.
Lo que hay que tener en cuenta es que Eldorado fue diseñado para movilizar a 16 millones de pasajeros al año, pero se quedó porque hoy ya moviliza 27 millones. Con las obras adicionales anunciadas, la capacidad aumentará en el 2017 a 40 millones de pasajeros por año, pero incluso así, en cuatro años esa capacidad también será desbordada, por lo que se hace imperioso construir Eldorado 2.
Una vez estén en pleno funcionamiento ambos terminales, Bogotá se confirmará como el nuevo polo de destino en el sur del continente en cuanto al transporte de pasajeros y de mercancías.