* Crece productividad cafetera
* No podemos dormirnos en los laureles
La sacudida que provocó el tsunami del paro agrario y minero y de otros sectores puso a la opinión pública en contacto de una manera súbita con los problemas del agro, no solamente de los agricultores sino los lecheros y de otros sectores de la economía. Al culminar las negociaciones del Gobierno con los representantes de los huelguistas se produjo un cambio de ministros y la salida de Francisco Estupiñán, tecnócrata que desde hacía pocos días dirigía esa cartera, siendo prematuramente culpado de hechos coyunturales más políticos y sociales que económicos de los cuales no podía ser más que un responsable circunstancial, que no estaba en capacidad ni de contenerlos ni de negociar por sí mismo en cuanto los dirigentes de la movilización exigían poder entregarle su pliego de peticiones al presidente Juan Manuel Santos, tal como hicieron en Tunja hasta llegar a la Casa de Nariño donde culminó positivamente la negociación.
Tras una conmoción social de tales proporciones vinieron las interpretaciones no siempre objetivas, algunas veces sesgadas y otras malintencionadas o simplemente superficiales. Prosperó la idea en los medios de comunicación de que el agro agonizaba, lo mismo que se decía que el Estado nada hacía por los agricultores y los abandonaba a su suerte a raíz de los TLC, sin distinguir la agricultura boyante como el caso de la palma africana y de otros sectores de gran competitividad de los que han sufrido por la competencia foránea, como aquellos cultivos que se han encarecido por cuenta de los insumos del transporte, del crédito caro y la mano de obra. Esas son reacciones populares normales que frecuentemente tienden a distorsionar la realidad. Y en este caso concreto, sí bien tenemos muchas falencias y sobre todo los intermediarios y los especuladores amenazan arruinar a los campesinos comprándoles a muy bajos precios y obteniendo ganancias exorbitantes, ese aspecto que es decisivo para entender la problemática económica rural, como otros muchos no se tuvo en cuenta .
Hasta que cuando hacía carrera esa especulación aupada por los críticos del Gobierno viene el informe del DANE que muestra todo lo contrario con cifras elocuentes en cuanto se refiere a crecimiento y producción. Sin que esto signifique que dejen de existir problemas estructurales en ese sector y que los salarios no sean los mejores, por efecto en algunos casos de los precios negativos de los intermediarios. Entre las cosas que registra el DANE es el aumento en la inversión rural. Y paradójicamente, como lo demuestra el exministro Juan Camilo Restrepo, uno de los sectores que más contribuyó al crecimiento agrario del 7.6 % “es la recuperación cafetera que es fruto de una política persistente que se implementó en el actual Gobierno, por ejemplo, un hecho destacado es la renovación de cafetales con un promedio de 120 mil hectáreas por año. Esto es gracias a la política, a la asistencia, al apoyo por parte del Ministerio de Agricultura y Finagro, es una recuperación después de varios años de postración”. Esa ha sido el producto de un esfuerzo sostenido durante tres años en el que se han dado altibajos por las leyes del mercado y climáticas, pese a lo cual se destaca un incremento de la producción cafetera del 42%, gracias a la renovación de los cafetales así en ocasiones no coincide el crecimiento de la cosecha con el alza de los precios internacionales.
Cuando la economía internacional se contrae incluida la de China y otras potencias, no es fácil crecer en países como el nuestro, y es de anotar que el aumento de la productividad de los cafeteros colombianos se produce cuando en Vietnam ese mismo rubro sufre por cuenta de los precios desfavorables pese a que ellos ocupan el segundo lugar como productores después de Brasil. Este repunte de la agricultura se torna aún más importante en la medida que el sector petrolero y minero se han visto afectados por la contracción económica de los países a los cuales les vendemos nuestros productos. Y es posible que la crisis se prolongue por más tiempo, así naciones como Estados Unidos y Alemania ven signos positivos de recuperación. En cualquier caso el trascendental éxito agrícola del cual en gran parte es responsable el presidente Juan Manuel Santos y el exministro Juan Camilo Restrepo no debe dar lugar a que se adormezca la voluntad política de apoyar el agro. El gran reto de Colombia es autoabastecerse de alimentos y volverse un gran exportador, puesto que seguimos siendo importadores de millones y millones de toneladas incluidos los fríjoles de la bandeja paisa y otros insumos que podemos producir en el país.