*Seis caras nuevas
*Se mantiene el norte gubernamental
En general las reelecciones presidenciales, en cualquier parte del mundo, se resuelven más o menos en el mismo sentido de lo que ocurrió ayer con el reajuste del gabinete ministerial. En efecto, como se vio, ratificaciones, traslados de carteras y oxigenación del equipo con quienes han venido ocupando cargos de menor nivel dentro de la estructura gubernamental.
Adicionalmente, no hubo sorpresas ni palos políticos, como, al contrario, suele acontecer en los gabinetes que abren el tercio y significan un cambio frente al mandato anterior. La intención clara fue la de mantener a la cúpula ministerial y renovar los sectores subsiguientes. La confianza en Relaciones Exteriores, Hacienda y Defensa, demuestra que el Primer Mandatario considera que allí tiene ministros para rato y prefirió la estabilidad. De hecho, los rumores de cambio en esas carteras no fueron sino eso: rumores. Y evidencia, a su vez, que el Jefe de Estado se encuentra a gusto con el manejo de las relaciones internacionales, particularmente con el vecindario; la marcha económica, con índices de crecimiento en ascenso; y una política de seguridad que no ceda en sus propósitos antisubversivos hasta no concretar la dejación de las armas en el proceso de La Habana. Por igual, ratificó ministros en los que ha visto implementar satisfactoriamente las políticas que defiende el Gobierno en salud, comunicaciones, vivienda y cultura.
Del mismo modo, consideró que ministros que venían desempeñándose en otras carteras podían ser igualmente útiles en despachos diferentes: Comercio e Industria, Agricultura y Trabajo, que venía de ejercer el denominado Ministerio del Diálogo Social. Como se sabe, tocará a los dos primeros diseñar una política industrial y una agrícola de corto, mediano y largo plazos, mientras que al tercero corresponderá seguir bajando las tasas de desempleo y elevar las de ocupación.
Por su parte, el jefe del Ejecutivo en los ministerios de Interior y el de Justicia, optó por jugarse con dos víctimas del conflicto armado interno, lo que hace presumir que estarán decididamente involucrados en el complejo trámite que comenzará a adelantarse en el proceso de paz en referencia, precisamente a las más seis millones de víctimas que ha dejado la guerra. Tal y como se ha visto, la articulación del mecanismo para escuchar a las víctimas y darles debida participación, no ha sido fácil y seguramente el tema no será resuelto con la primera delegación de 62 representantes que asistan a La Habana. Es posible que de allí se deriven otros escenarios de interlocución. En todo caso, no será en modo alguno desestimable que los ministros del Interior y de Justicia sean los vasos comunicantes de la mesa de conversaciones con el Gobierno, la ONU, la Iglesia católica y la Universidad Nacional nombradas a los efectos.
Es sabido, igualmente, que bajo la coordinación del Vicepresidente de la República quedarán las carteras de Vivienda y Transporte, para lo cual se tendrá que realizar un gran esfuerzo en planeación, adjudicación y ejecución.
En el mismo sentido se han nombrado dos nuevos ministros de Ambiente y Minas a fin de llevar a cabo la necesaria articulación entre ambas carteras para producir el desarrollo económico sin desmedro de la protección del medio ambiente. Y a educación llega una joven emprendedora a quien corresponderá soportar buena parte de los propósitos señalados, una y otra vez, por el Primer Mandatario como su legado clave.
El gabinete, a su vez, cumple con la Ley de Cuotas. Y la representación regional y bogotana se mantiene en la misma proporción que las nóminas ministeriales anteriores. En la llamada milimetría, los partidos Liberal y Conservador pierden un ministerio, que ganan Cambio Radical y un independiente adicional.
Con el gabinete así configurado el Presidente se enruta hacia la paz, la equidad y la educación.