*La sombra de Perón
*A Massa lo siguen las masas
Con la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, recluida en la clínica tras la cirugía para extirpar sangre invasiva en su cerebro y cráneo, el país entró en una especie de interinidad sin que se sepa a ciencia quiénes son los del entorno de la Casa Rosada que manejan los hilos del poder. Se especula que entre los que más pesan figuran Boudou y Kicillof, y en el otro bando Moreno, Parrilli y Zannini, así como su hijo. Por estar el vicepresidente Boudou seriamente cuestionado no se le ha permitido ejercer a plenitud el poder. Y la Presidenta desde su lecho de enferma sigue impartiendo sus directrices. Desde que el general Juan Domingo Perón, por primera vez ganó las elecciones en los años 50 contra los partidos tradicionales, vetado por los Estados Unidos, por su amistad con el Eje, organizó su partido de tal forma que ha sido de los más poderosos de Hispanoamérica. En el justicialismo izquierdas, derechas y otras tendencias populistas conviven dentro del esquema nacionalista y el pragmatismo flexible que heredaron de Perón. Él era la columna vertebral del régimen y el gran agitador y organizador, Evita se convirtió en el gato con botas del Maqués de Catabas de los cuentos de Perrault y por atractiva belleza, el talento y la fidelidad al esposo y jefe político, como por su muerte en plena juventud quedó en el santoral peronista como Santa Evita.
Numerosos personajes de carácter y de opereta desfilaron como marionetas para facilitar el retorno al poder de Perón, vetado por un poderoso sector de las Fuerzas Armadas en el poder. Héctor Cámpora, un dentista en apariencia inofensivo, que usaba gafas oscuras incluso en la noche, facilitó el regreso de Perón y a cambio liberó a los presos políticos de izquierda y fortaleció a los montoneros. Los poderosos sindicalistas de Perón se batieron a tiros y bombas por el predominio en el movimiento. Perón mismo desde el exilio madrileño declaró alguna vez, que de tener 20 años estaría poniendo bombas en Buenos Aires. El General de orden, formado en la disciplina prusiana, como él mismo confesaba, puesto que aprendió a marchar al paso de ganso en el cuartel, quedo deslumbrado por el fascismo de Mussolini y el orden social que impulsaba Hitler en Alemania. Le contó a Luca de Tena, de ABC de Madrid, que estos personajes, junto con Rosas, en parte lo habían inspirado para impulsar el justicialismo nacionalista, pero sin cometer los errores de estos y renunciar a la guerra de conquista con sus vecinos.
La llegada del justicialismo con Perón frustra las ambiciones del socialismo de izquierda, temporalmente. Y no habría sido posible el ascenso de unos y otros, ni los golpes militares sucesivos que sufrió el país, si lo conservador que había dominado con el general Roca y sentado las bases para hacer del país una potencia, no hubiese cometido tantos errores y demostrado la incapacidad de adaptarse a los nuevos tiempos, como de asimilar la nube inmensa de emigrantes que había llegado a la tierra prometida. La capacidad de adaptación del justicialismo es sorprendente y les permite a las diversas alas del partido conquistar el electorado, con Menem la derecha y los sectores neoliberales están de fiesta. Con los Kirchner, de provincia como Menem, llega un nuevo peronismo más ligado a la izquierda internacional, al gobernante le molesta el protocolo y se muestra dúctil y creativo, sus opositores lo definen como: medio caudillo, campechano, astuto y audaz.
Cristina Kirchner estuvo siempre al lado de su esposo, muy activa, radical y de tiempo completo en la política. Al asumir el gobierno el objetivo de la pareja se centró en liquidar a Menem, al que varias veces pusieron contra las cuerdas y estuvo a punto de ir a prisión. Forjaron un entramado internacional favorable y una entrañable amistad con el comandante Chávez de Venezuela, que con sus millones logró salvar la economía argentina. Y contra las especulaciones de los politólogos y algunos sondeos de opinión, la señora Kirchner sucedió a su marido en el gobierno y se reeligió. Los resultados de las pasadas elecciones le dan gran opción a la oposición, por el triunfo de Sergio Massa, otra figura del régimen, que siendo jefe de ministros de la Presidenta, rompió con ella y hoy es el ídolo de Buenos Aires.