Encíclica descomunal sobre el medio ambiente
Prorrogar la Reserva de Recursos Naturales en Colombia
Una verdadera lección sobre las denominadas licencias exprés, recientemente adoptadas en Colombia, ha dado el Sumo Pontífice, Francisco, en la encíclica sobre el medio ambiente, “Alabado Seas”, publicada ayer. En el documento histórico de 191 páginas, que pone al Papa como el más decidido defensor del medio ambiente del planeta, convoca a todas las personas de buena voluntad, más allá de que sean católicas o no, para producir, parafraseando a Paulo VI, un cambio radical en el comportamiento de la humanidad y lograr la modificación del modelo económico y social.
Entre la infinidad de referencias a la actual depredación del medio ambiente orbital, en las que adopta sin talanqueras el concepto de cambio climático y la imperiosa necesidad de hacer frente a las emisiones de gases de efecto invernadero, Francisco se toma asimismo el trabajo, para tocar solo uno de los puntos de los 246 acápites en que subdivide la encíclica, de referirse extensamente al significado de las licencias ambientales y su gran importancia como mecanismo de protección y control de los recursos naturales y la salvaguarda de la biodiversidad.
Como se sabe, recientemente en Colombia se adoptaron las llamadas licencias exprés cuyo propósito consiste, en realidad, en que la autoridad ambiental no puede solicitar a las empresas que busquen desarrollar un proyecto de hidrocarburos, minero-energético o de cualquier índole, información adicional sobre los impactos ambientales sino por una sola vez y en tiempos récord. En un país de escasísima información sobre la riqueza natural, especialmente en cuanto a los acuíferos y la biodiversidad, este tipo de información es sustancial dentro de verdaderos criterios de desarrollo sostenible y el mandato constitucional de proteger los ecosistemas y el ambiente sano. Mucho más dentro de la fragilidad que suele acompañar al sistema ambiental colombiano.
Sugiere el Papa, frente a este tipo de políticas, que “la previsión del impacto ambiental de los emprendimientos y proyectos requiere procesos políticos transparentes y sujetos al diálogo, mientras que la corrupción… suele llevar a acuerdos espurios que evitan informar y debatir ampliamente”. Un estudio de impacto ambiental, añade, “tiene… que elaborarse de modo interdisciplinario, transparente e independiente de toda presión económica o política…, teniendo en cuenta los escenarios posibles y eventualmente previendo la necesidad de una inversión mayor para resolver efectos indeseables”. Y agrega: “siempre es necesario alcanzar consensos entre los distintos actores sociales y… en la mesa deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales”.
Visto lo anterior, el Papa Francisco, como solía hacerse en Colombia, se fundamenta en que todo proyecto debe tener un análisis de alternativas ambientales en las que se sopesen debidamente los riesgos y los beneficios económicos hipotéticos. Y los estudios de impacto sobre el ambiente y su información correspondiente y actualizada, base de las licencias ambientales, deben ser el instrumento insoslayable en la materia. “Esto vale, sostiene el Pontífice, sobre todo si un proyecto puede producir un incremento en la utilización de los recursos naturales, de emisiones o vertidos, de generación de residuos, o una modificación significativa en el paisaje, en el hábitat de especies protegidas o en un espacio público”. Y subraya: “La cultura consumista, que da prioridad al corto plazo y al interés privado, puede alentar trámites demasiado rápidos o consentir el ocultamiento de información”. Sumo cuidado, pues, debe tenerse frente a la premura en los estudios de impacto ambiental, base de las denominadas licencias exprés.
El propio Papa, inclusive, respalda integralmente el uso del principio de precaución ante un proyecto, fruto del cual pueda preverse, aun sin certeza científica, una grave degradación del medio ambiente y que por lo tanto, con base en ese principio, deba detenerse o modificarse. De hecho, hoy en Colombia se está a la espera de que se prorrogue o emita un nuevo decreto sobre la Reserva Temporal de Recursos Naturales No Renovables, expedido hace dos años con base en el principio de precaución y en cuyo desarrollo se excluyeron 10 millones de hectáreas de actividades antropogénicas, como la minería, lo que permitió la expansión y protección del Parque Chiribiquete, en el Amazonas profundo.
El documento de Su Santidad, Francisco, es una verdadera joya, no solo histórica, sino de aplicación inmediata y norte indiscutible para quienes verdaderamente crean en la protección del medio ambiente y un modelo económico ajustado al desarrollo sostenible. Mucho de lo allí dicho toca a Colombia. Sea, por lo pronto, reiterarlo frente a las licencias exprés.