Tras las caídas de local esta semana de los dos equipos colombianos que compiten en la Copa Libertadores, se abrió una vez más el debate en torno del nivel del fútbol local y si éste es medianamente equiparable al de una Selección mayor que lleva varios meses ocupando el tercer lugar a nivel mundial en la clasificación de la FIFA.
Los argumentos no varían mucho respecto a las polémicas que sobre el mismo asunto se han dado anteriormente. Que la Selección está compuesta en un 90 por ciento por jugadores que compiten en el extranjero y ello explica su alto rendimiento; que el nivel de los clubes colombianos es muy bajo y que, por lo tanto, no hay incentivo para que los equipos inviertan en futbolistas de calidad; que el sistema de ascenso y descenso afectó la competitividad del campeonato y por ello el volumen de las taquillas es deficiente y muchas escuadras apenas si sobreviven a punta de patrocinios; que los bajos sueldos que se pagan en Colombia son los que llevan a los jugadores a emigrar a muy temprana edad a ligas como la mexicana, la argentina, las europeas o las asiáticas…
En fin, se pueden sumar otra gran cantidad de argumentos a favor y en contra del nivel del rentado local de fútbol. Sin embargo, es claro que otros países suramericanos con tradición futbolística como Argentina, Uruguay y Chile o el mismo Brasil también atraviesan por crisis similares, sin que por lo mismo la calidad de sus respectivos campeonatos internos se haya deteriorado drásticamente ¿Cuál es la diferencia? Es muy difícil establecer qué está pasando, pero lo cierto es que si no se toman correctivos a corto plazo, la situación se tornará más crítica en poco tiempo. En Brasil, por ejemplo, el gobierno de Dilma Rousseff acaba de lanzar un plan financiero salvavidas para los clubes de fútbol, iniciativa que debería estudiarse a fondo en nuestro país para vislumbrar replicarlo en nivel interno.
Por ahora es claro advertir que tanto Atlético Nacional como Santa Fe tienen todavía claras oportunidades de avanzar hacia la segunda fase de la Copa, gracias a un buen desempeño a domicilio. Sin embargo, el que lo hagan -y ojalá sea así- no puede esconder que es necesario repensar el campeonato interno por el bajo nivel de competitividad que arrastra.