Con Lenin llega al poder
EN el siglo XX el socialismo marxista utópico con Lenin llega poder, que reinterpreta las teorías de Marx, de hacer la revolución en los países industrializados, que estaban en una etapa superior del desarrollo y durante la primera Guerra Mundial confunde a los soldados derrotados, que retornaban del frente de guerra y se encontraban con un país anarquizado que no les ofrecía cómo ganarse la vida, que vuelca a las calles para que sirvan de carne de cañón para levantar el futuro paraíso del proletariado. Se toma el poder por la violencia y cobra la cabeza del Zar y su familia. Moscú se convierte en eje de la revolución mundial. En lo interno se trataba de “nacionalizar los medios de producción”, que se le expropiaban a los “explotadores del pueblo”. La socialdemocracia europea no resistió la embestida revolucionaria de los partidos social-comunistas que se movían como un pulpo con poderosos tentáculos en casi todos los países.
Al fracasar los socialdemócratas en la defensa del Estado burgués, Mussolini, en Italia, deserta del socialismo para encarnar el nacionalismo italiano, funda el fascismo. Según, Ernest Nolte, filósofo alemán, la lucha entre el comunismo y los nacionalismos de extrema derecha y la supérstite democracia occidental, desatan la segunda Guerra Mundial. Al concluir ésta se avanza a la guerra fría, que se define por el lado económico, donde los Estados Unidos dejan tendida a la Unión Soviética, que sucumbe por la quiebra del sistema. Cae la cortina de hierro y los partidos comunistas se autodisuelven. China deriva, muerto Mao, al capitalismo y la consagración de la propiedad privada, con autoritarismo de Estado. El mundo cambia y la distensión abre nuevas posibilidades políticas e internacionales de entendimiento entre las naciones.
En Hispanoamérica los social-revolucionarios de izquierda -que se proclaman intérpretes laicos de Marx- derivan en el limbo político, dado que el modelo comunista fracasa estruendosamente. Hasta que aparece en el firmamento político de Venezuela el comandante Hugo Chávez quien, en ese momento, no era comunista sino nacionalista y se apodera del petróleo que ya era del Estado venezolano y lo usa para el asistencialismo social a sus partidarios y la poblada de los ranchos. Chávez se liga a Fidel Castro, es la pareja del íncubo y el súcubo, el primero salva a Cuba de la inanición y fomenta el socialismo de Estado dilapidador que se vale de los dividendos del petróleo para enquistarse en el poder y ganar elecciones en el exterior. Modelo que hoy sigue su sucesor en Venezuela, Evo en Bolivia, la Rousseff en Brasil, Correa en Ecuador y sus pares con algunos cambios en Argentina y Uruguay.