*La inversión en desarrollo
*Declaraciones de Cárdenas
Uno de los temas decisivos de la política colombiana es el del manejo del petróleo, asunto que no siempre abordan con la profundad que merece los candidatos a la Presidencia ni los jefes de los partidos políticos. En su momento Colombia se convierte en pionera de la región al fundar Ecopetrol en el gobierno de Laureano Gómez. Todo un acontecimiento, dado que Venezuela, que ya era desde hacía años un productor mundial de crudo, no lo refinaba, sino que se limitaba a exportarlo. La vecina nación se ocupaba de vender el barril a las multinacionales a bajo precio, incluso por largo tiempo a un dólar.
Era todo un desafío para nuestro país entrar a explotar el preciado mineral, que se considera la sangre de la industria y el gran motor de desarrollo. En el exterior se especuló sobre la virtual incapacidad que tendría Colombia para refinar el mineral por cuenta propia, dado que por lo general se ocupaban de eso las multinacionales y países más avanzados en tecnología y experiencia probada en los mercados internacionales. Pero Ecopetrol ha sido una de las empresas que más éxito y divisas le ha generado al país, recursos que no siempre se han empleado de manera inteligente y productiva. Esos dineros que por cuenta del crudo le han entrado a Colombia no se han empleado de una manera organizada para modernizarla y fomentar el desarrollo, principalmente en la periferia de nuestro territorio, sin duda la más castigada por el atraso y la violencia pero, paradójicamente, la más rica en el llamado oro negro y otros valiosos minerales.
Es casi un axioma que los países petroleros al convertirse en rentistas, en vez de “sembrar” el petróleo, como clamaba con justa razón Arturo Uslar Pietri en Venezuela, tienden a seguir el ejemplo de las naciones árabes. Sería injusto pretender que el comandante Hugo Chávez inventó el populismo petrolero. Los árabes y los mexicanos lo hicieron. Por el contrario, Estados Unidos e Inglaterra van a utilizar esos recursos con sabiduría para impulsar el desarrollo en sus países, lo mismo que se dan ejemplos como el de Dinamarca, que ha demostrado la habilidad para utilizar de manera inteligente los dividendos que recibe por cuenta de la explotación petrolera.
EL NUEVO SIGLO ha sido defensor principal de emplear con sabiduría y pericia los recursos que deja el petróleo. Se trata de superar la mentalidad de rentistas y entender que el crudo es preciado por su utilidad industrial y, al mismo tiempo, por ser un recurso no renovable. Como el teatro de la guerra en Colombia se extiende por la periferia del país, condenada al atraso secular por la ausencia de infraestructura y el ominoso imperio de la violencia, en donde la subversión y bandas armadas explotan en la clandestinidad los minerales preciosos, esa zona debe ser prioritaria para fomentar con los recursos de las regalías el desarrollo.
Como se sabe, la mala explotación de los recursos mineros es causa de grandes desastres ambientales y corregir esa situación debe ser una de las principales tareas de las multinacionales y las empresas colombianas, ya sean estatales o privadas. Una gran parte de la destrucción ecológica se le debe a la explotación legal y clandestina de nuestros minerales, puesto que con el mercurio y otros productos contaminan los ríos, así como destruyen humedales y bosques antiquísimos.
En algunos casos sorprende enterarse de la miopía del Estado colombiano cuando se trata de negociar con los mineros y se avanza a contratos lesivos para nosotros, así como resulta incomprensible enterarse, en algunos casos, de los bajos impuestos que pagan, cuyo monto no compensa los daños ambientales. Los ingresos petroleros por las exportaciones superan la mitad de la suma que Colombia recibe por todas sus ventas al exterior, al producir el país el millón de barriles diarios.
Por lo mismo, resultan estimulantes las declaraciones del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, a EL NUEVO SIGLO en su edición dominical, en las que muestra el mapa de las inversión de las regalías, que se extiende a 32 departamentos y casi todos los municipios del país, en donde se han aprobado 2.880 proyectos de inversión por un monto de 4.7 billones de pesos. El esfuerzo del Fondo de Compensación Regional es multimillonario e importante, puesto que beneficia a muchos colombianos. En el futuro habrá que reorientar la política a un plan de fondo que contribuya a la integración en paz de la periferia del país y la lucha por un gran plan de desarrollo.