El genio de España | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Septiembre de 2014

Unidad o desintegración

Consulta antidemocrática

 

A  lo largo de los siglos el genio de España se manifiesta cuando ha estado la nación unida monolíticamente por un ideal, como lo fue el de liberar el propio territorio en tiempos del predominio árabe en la península o ser el brazo armado del cristianismo militante,  por lanzarse a la hazaña de civilizar y evangelizar el Nuevo Mundo, hasta extender la cultura occidental por la región, lo mismo que librar la guerra de independencia contra Napoleón. Al derivar España por cuenta del Imperio en un país rentista se fueron los recursos en guerras y no consiguió dar el salto  a la revolución industrial, por lo que en el atraso se hunde el modelo económico autárquico y por la ocupación de España por las tropas de  Napoleón, se precipita el derrumbe del Imperio en América. Sin que se lograra restaurar una relación inteligente y fecunda entre las partes del escindido Imperio, como lo  consagra  el Reino Unido con los Estados Unidos o, posteriormente, con la Commonwealth. Las contradicciones, los regionalismos, el localismo e ideologismo extremos condujeron en el siglo XX a una terrible guerra civil, que empobreció fatalmente a los españoles. En todos esos años se perdieron los tres siglos de unidad espiritual y política que mantuvimos con España, pues ninguna de las partes hizo un serio esfuerzo por fortalecer y redimensionar el potencial de la hispanidad en un gran objetivo espiritual, político y económico.

Otro habría sido el destino de nuestros pueblos si al disolverse el Imperio hubiésemos acordado el trabajo conjunto en la defensa de nuestras economías e intereses, como lo hicieron Inglaterra y los Estados Unidos. España se sumió en la desesperanza a partir de la ruptura con Hispanoamérica, lo mismo que por la pérdida de Cuba y Filipinas en guerra con los Estados Unidos. Nosotros nos dividimos en varias republicas y no  pudimos conservar ni la unidad de la Gran Colombia. Hoy, cuando vivimos en tiempos de grandes mercados y alianzas, resulta anacrónico que Cataluña pretenda dividir aún más a España, cuando de  lo que se trata es de lo contrario, de volver al genio que la distinguió a lo largo de la historia. El presupuesto y la riqueza de Hispanoamérica son colosales, en tanto Cataluña, contra lo que dicen sus gobernantes, no confronta su propia crisis, como lo destaca The Economist  “Cataluña fue en 2013 la comunidad autónoma más endeudada de España con una deuda de 57.681 millones de euros, que representa cerca del 30% del PIB catalán. Al final del segundo trimestre de 2014, esta cifra aumentó hasta los 62.000 millones”. Las secuelas de la mala administración pesan como una lápida sobre los catalanes, en particular los más pobres. Los malos manejos, el populismo y pésimas inversiones ahondan la crisis económica, empresarial y social. Según expertos, sin refutar, buena parte de la demagogia separatista en realidad lo que busca, fuera de apoyo popular, es  que el resto del país le refinancie la crisis. “Crisis que se ahondará puesto que según la misma fuente: La inversión extranjera en Cataluña ha caído un 66% en el segundo trimestre de 2014 respecto al mismo período de 2013, pasando de 787 millones en 2013 a 267 millones”.

Quizá, el peor negocio que pueden hacer los catalanes es separarse de España, lo que a corto y mediano plazo sería insostenible, por cuanto: “La economía de Cataluña depende en gran medida de las ventas que realizan sus empresas en el resto de España. En 2013, las empresas catalanas vendieron bienes y servicios al resto del país por valor de 44.000 millones de euros, mientras las compras en otras comunidades fueron inferiores a los 25.500 millones de euros, que se traduce en un superávit comercial con España de 18.500 millones de euros”. Cataluña no podría sostener el sistema de pensiones que la favorece unida a España, ni costear un rol diplomático global, ni formar unas Fuerzas Armadas propias.

Mariano Rajoy se ha parado como una roca en la defensa de la unidad e integridad de la soberanía de España, en tanto la consulta ilegal y subversiva atenta contra el resto de españoles. Puesto que: “la soberanía nacional reside en el pueblo español en su conjunto, la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, y cualquier intento de agredir cualquiera de esos principios por una Comunidad Autónoma es  ‘abiertamente contrario’ a la Carta Magna”. Al mismo tiempo que defiende la autoridad y la soberanía intransable de España, Rajoy ha recurrido a todas las instancias legales y obtuvo ayer que el Tribunal Constitucional español se pronunciara en un fallo que anula el Referéndum ilegal al que convocó Arturo Mas.

El separatismo catalán en las actuales circunstancias, con fundamento en la economía y la propia conveniencia política,  resulta irresponsable y  suicida.