Según el noveno estudio del equipo de trabajo de la Universidad de los Andes a cargo del Barómetro de las Américas, titulado 'Cultura política de la democracia en Colombia y en las Américas’, Colombia es de los países del continente que peor ve a los partidos, dado que figura con un bajo promedio de confianza política con 31.0 puntos, en escala de 0 a 10, en tanto que países en donde un partido oficial monopoliza el gobierno por varios años el respaldo es mayor, quizá porque existe una militancia muy activa que alimenta su mística del Estado asistencial y la artificial lucha de clases promovida desde el gobierno como arma electoral. La noticia no sorprende es algo que está en el ambiente desde hace años y que se agudiza cada cierto tiempo. Así como temporalmente, cada vez que surge un nuevo gobierno y esgrime el lema de la anti-política se produce alguna favorabilidad hasta que la población se da cuenta de que en los hechos la política es la misma de los gobiernos anteriores y pocas las caras nuevas en los autos oficiales, sin mucha diferencia en el discurso de unos y otros cuando están en el poder.
La baja percepción de los partidos políticos que tiene la población no es casual, obedece a una cierta crisis de jefes. Las diferencias entre dirigentes y dirigidos son cada vez menores. El elemento superior, el dirigente que se destaca por sobre los demás por la grandeza de propósitos es una rareza, todos parecen cortados por la misma tijera. El discurso de los que apelan al voto popular se ha desgastado y es repetitivo, no se distingue por su elocuencia, se trata de un elemento que se limita a decir que aspira a ser elegido, casi con las mismas pocas palabras que manejan el grueso de sus seguidores, ni siquiera se plantea una eventual jerarquía de méritos, de capacidad de servicio, de oferta de propuestas que correspondan al análisis de las necesidades y problemas de la sociedad. La política de propuestas la manejan asesores y es cambiante, según el auditorio y las circunstancias. Es común que se copien por Internet los proyectos de los afines y, en ocasiones, de los adversarios. Es usual que en los tiempos de la decadencia se confía más en los feudos podridos, en el dinero y la maquinaria para atrapar electores. En tales condiciones de degradación el espacio para la acción de los mejores se estrecha de forma dramática. Y las mismas masas prefieren el demagogo que ofrece pan y circo, a seguir los planteamientos profundos del estadista. Lo que agudiza el círculo vicioso de la crisis de los partidos políticos, pese a los esfuerzos que realizan sus directores y jerarcas por salir del bache. Es lo que muestra el estudio con el descenso de respetabilidad en la opinión, siendo el peor desde el 2004 cuando se comenzaron a publicar los estudios, según anota El Tiempo, que apoyó la investigación.
La aceptación de los partidos políticos en Colombia es de las más bajas que se registran en América; el informe muestra que en “la República Dominicana y Estados Unidos alcanzan porcentajes del 63,4% y 61,1%, respectivamente, en el país este ítem llega al 25,5%”. En casos concretos como el de la U, en donde se presenta un cuadro negativo de hostilidad interna entre uribistas y santistas, agudizado por los desencuentros frecuentes entre los dos dirigentes políticos, se observa que: “pasó de tener un porcentaje de simpatizantes en el 2010 del 42%, mientras que en el 2012 cayó al 27%.”. Lo que indica que no alcanzaría el monto de sufragios que predicen sus jefes para las próximas elecciones. En el Partido Liberal, que cuenta con una alta cuota burocrática, se da una situación a la inversa: “Mientras que en el 2010 tuvo un porcentaje de simpatizantes del 18,9%, el año pasado subió al 38,6%”. El informe corrobora que Colombia es un país más a la derecha que sus dirigentes, en cuanto aparece entre los países "más derechistas del continente con Surinam, Jamaica y Paraguay”.
Los datos sobre la investigación parecen serios y son efectuados con fundamento en las reglas de objetividad y análisis que lo hacen confiable. La investigación contó con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la cual hizo la medición de la “percepción de corrupción, la inseguridad, sobre el conflicto y el postconflicto y la participación electoral”. En cuanto a la percepción de corrupción, el país pasa a ocupar el deplorable papel de se el peor de la región, lo que no quiere decir que sea, necesariamente, el mas corrupto. Colombia, aparece con 82 puntos, en una escala de 0 a 100.