Los indígenas Nasa del Cauca, que durante décadas han sido víctimas propicias de los subversivos de las Farc, y sufrido toda suerte de ataques por cuenta de los violentos, dejando un reguero de sangre, de muertos y heridos, numerosas viudas, huérfanos, no ceden en la defensa de sus costumbres ancestrales y pacíficas, como de la aplicación de la ley para combatir la impunidad. La indignación cundió por la tribu Nasa al enterarse de que dos de sus miembros habían sido asesinados a mansalva por siete guerrilleros de las Farc.
La guardia indígena se movilizó para dar caza a los criminales, día y noche los persiguieron hasta sus guaridas, en una acción que exigió tiempo, paciencia, audacia y pericia. En un acto heroico, consiguieron dar captura a los criminales, a los que a pesar de la justa indignación por sus alevosos crímenes, les protegieron y condujeron hasta la aldea principal de la tribu. Los jerarcas del pueblo Nasa impidieron que los subversivos fuesen linchados, les dieron toda clase de garantías y facilitaron alimentos, al tiempo que los reducían al cautiverio según su ley, en tanto se les hacía el respectivo juicio.
Durante el juicio por asamblea de la tribu asistieron 2.000 indígenas y se les permitió a los homicidas defenderse. Las partes esgrimieron con ardor sus puntos de vista hasta que se llegó al momento crucial de impartir sentencia. El autor material del cobarde crimen resultó condenado a pagar 60 años de prisión, los otros cómplices mayores de edad recibieron condenas de 40 años de cárcel y los menores implicados en el crimen, uno de 14 años y el otro de 17, recibieron una condena de 20 latigazos.
La noticia ha causó impacto internacional y le recordó a Colombia los espantosos sufrimientos que ha padecido la población indígena de la periferia atrapada en medio de la guerra, lo mismo que demostró que cuando la comunidad ultrajada se une puede enfrentar a los violentos, derrotarlos y castigarlos.