Editorial: ¿Volverán las oscuras golondrinas? | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Septiembre de 2020

* Lupa a remesas, inversión y balanza comercial
* Sectores que aguantan coletazo de la pandemia

 

Como en la rima de Gustavo Adolfo Bécquer cabría preguntar, al estudiar las cuentas externas del país, si volverán las oscuras golondrinas que se han ido alejando del país durante los últimos meses con motivo de la pandemia.

En efecto, resulta interesante analizar lo que viene sucediendo con tres indicadores importantes de nuestros registros externos: la inversión extranjera de portafolio, las remesas que mandan los compatriotas residentes en el exterior a sus familiares de Colombia y la cuenta comercial de la balanza cambiaria.

Entre agosto de 2019 e igual fecha de 2020 la inversión extranjera en portafolios colombianos de corto plazo decreció en 1.408  millones de dólares. Esto era previsible: el “capital golondrina”, que así se le llama, es especialmente sensible a las incertidumbres de la economía. Y como son muchas las dudas que aún persisten hacia el futuro no es sorprendente que se haya registrado esta salida de “capital golondrina” en los tiempos de la pandemia. Quizás no ha sido tan alta esa circunstancia como se temía, pues en todo el mundo- y no solo en Colombia- los bancos centrales han puesto en práctica una política de tasas bajas de interés para estimular las economías devastadas por el coletazo del virus. Esto lleva a que los inversionistas temerosos, y los fondos que manejan estas inversiones de portafolio, tampoco tengan alternativas mucho mejores que las de permanecer en Colombia. Tanto más cuando las expectativas económicas en otras latitudes no son en modo alguno halagüeñas.

De todas maneras, este indicador deberá seguirse con atención en las semanas venideras: si continúa aumentando la salida de “capitales golondrina” ello significará que la incertidumbre de corto plazo sobre el futuro de la economía nacional se está acentuando. Y a la inversa: si empieza a disminuir el ritmo de ese fenómeno esto deberá interpretarse en el sentido de que se están normalizando las expectativas económicas.

Otro indicador interesante es el de las remesas ¿Qué viene pasando con ellas? En el último año (agosto de 2019- agosto de 2020) apenas cayeron un 3,5%: 183 millones de dólares. Este leve decaimiento debe explicarse en que los remitentes, o sea los colombianos que trabajan en el exterior, han hecho un esfuerzo gigantesco, en medio de las penurias laborales y los confinamientos que también se viven en otras latitudes, para poder mantener las transferencias hacia sus parientes y allegados en niveles aceptables. Esfuerzo admirable, sin duda alguna.

¿Y qué puede decirse de la cuenta comercial de la balanza cambiaria? Durante el último año (que cubre el primer semestre de 2020, que podríamos denominar el “semestre de la pandemia”) se registró un superávit de 2.681 millones de dólares, que se explica principalmente por el deterioro de nuestras exportaciones, que fue menor que la caída de las importaciones.

Las cifras son contundentes: mientras que las exportaciones cayeron 0,26% en el último año, las importaciones lo hicieron en proporción mayor. Este comportamiento de las compras externas no es sorprendente en momentos en que, durante cinco meses, tanto la actividad fabril como la comercial y la de transportes estuvieron  sometidas a un férreo cierre por los confinamientos. Una circunstancia que, al menos en el caso de nuestro país, ya parece empezar a superarse a partir de este mes.

¿Qué puede concluirse del comportamiento de estos tres indicadores de nuestra economía internacional? Que si bien los efectos de la pandemia sobre ellos no han sido tan devastadores como sí sobre el crecimiento de PIB y el empleo, no podían quedar ajenos a las consecuencias demoledoras de la crisis sanitaria. Es claro: la salida de “capitales golondrina” se ha dado, aunque en cuantía menor de la que se hubiera podido pronosticar dada la magnitud de la crisis; las remesas han mostrado una leve reducción pero no de mayor significación; y el déficit en la cuenta corriente se ha disminuido, pero no porque hubiéramos exportado más sino porque la caída de las importaciones ha sido porcentualmente mayor.

Hacia adelante, una vez superada la pandemia, es indispensable que estos tres indicadores que hemos analizado mejoren. El comercio exterior sigue teniendo falencias estructurales, dado que exportamos menos de lo que importamos. Y para financiar ese déficit se necesita, entre otras cosas, que la inversión de portafolios de corto plazo, las remesas, y las cuentas de comercio exterior del país recuperen toda su fortaleza.