*¿Nobel de Paz a negociadores?
*Altibajos de las conversaciones
Desde que se iniciaron oficialmente los diálogos de paz en Oslo entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc para seguir en La Habana, pronto se cumplirá un año. Durante ese tiempo, como es apenas natural, se ha especulado no solamente sobre lo que se conoce por los medios de comunicación de las declaraciones de los delegados del Gobierno, sino en particular sobre las noticias de aquellos que afirman tener datos “secretos” de lo que no trasciende a la opinión y se mantiene en un pacto de confidencialidad. Las consejas vuelan de boca en boca. No faltan los que afirman que todo está acordado y que en cualquier momento el país se sorprenderá cuando se conozcan los acuerdos a que han llegado las partes. Otros informan que los cinco puntos no son más que una fachada, para esconder las verdaderas negociaciones secretas entre las partes. También, a partir de la muerte del presidente Hugo Chávez, se dijo que en cualquier momento se romperían las negociaciones, puesto que sin su influencia en Cuba y sobre las Farc, que éste negaba de continuo, no se llegará a nada,
También se especula sobre las ocurrencias de las conversaciones de paz, se afirma exactamente lo contrario y se anunciaba que muy pronto las mismas se romperían. Puesto que sostenían que los subversivos ganaban tiempo, mientras sus agentes en diversas partes del mundo negociaban misiles tierra aire y armas sofisticadas para intensificar la guerra. En lo que han estado casi siempre de acuerdo, con excepción de las Farc, cuantos traen noticias de Cuba es en señalar que ese grupo armado se encuentra disminuido, con buena parte de sus antiguos jerarcas históricos muertos por cuenta de las Fuerzas Armadas de Colombia o por causas naturales, como en el caso de Tirofijo... Y por los sondeos de opinión se observa que existe un cierto escepticismo generalizado en cuanto al éxito de las negociaciones de paz, en especial sobre la voluntad de los subversivos de llegar a un acuerdo con el Gobierno. Lo que contradicen todas las declaraciones del presidente Juan Manuel Santos, que incluso plantea que lo que busca en La Habana esa agrupación armada es quedar habilitada para hacer política. También afirmó que algunos pretenden con posturas “apocalípticas” cuestionar el proceso y desconocen que los enemigos se reconocen en escenarios del disenso y el consenso y la reconciliación. Esto significa que las negociaciones llevan implícito el compromiso de flexibilidad en las penas, al parecer con excepción de los delitos de lesa humanidad, por cuanto estos son del resorte de la Corte Internacional de Justicia, en cuanto se refiere a la impunidad, no así cuando se contempla la verdad, la reparación a las víctimas y la sanción penal.
El Gobierno ha dado múltiples muestras de su compromiso de avanzar por la reconciliación, entre otras, al propiciar el marco de paz en el Congreso, que para contribuir a terminar el conflicto plantea la justicia transicional, con la creación de fórmulas extrajudiciales, dando un rol particular a la Fiscalía, que le permitiría actuar en unos casos y archivar o exonerar otros. Y un mecanismo de excepción mediante el cual se podría suspender la ejecución de la pena.
A estas alturas entre los temas candentes de la negociación se enfrentan dos posturas, la del Gobierno que propone un referéndum sobre la paz, que algunos consideran como una suerte de Ley Habilitante a la venezolana, que dejaría en sus manos las decisiones fundamentales sobre el trato a los subversivos, las condiciones de paz y su incorporación a la vida civil. En tanto los negociadores de las Farc son partidarios de ir a una constituyente y descalifican en todos los tonos el referéndum, puesto que sostienen que con eso el Gobierno amarra las negociaciones a su suerte electoral. Como ambas partes están en desacuerdo y se mantienen, por ahora, firmes en ese antagonismo procedimental, algunos especulan que se llegó el momento de acordar un término fijo a las negociaciones. Lo que tampoco parece que aceptan las Farc, en cuanto en varias oportunidades han insistido en manifestar que no se levantarán de la mesa hasta que no se llegue a un acuerdo sin importar cuanto tiempo tarden en lograrlo. Estos altibajos de las conversaciones en La Habana de los que apenas se mencionan los más conocidos, no impiden que algunos intelectuales foráneos proclamen a los miembros de la mesa de negociaron como candidatos al Premio Nobel de Paz.