Es claro que la disminución del desempleo ha sido uno de los logros más importantes del actual Gobierno, como también lo es el hecho de que se trata de un fenómeno ya estructural, pues la tendencia no presenta bandazos ni picos que hagan pensar que las caídas constantes en el número de personas sin trabajo responden a situaciones puntuales o estacionales. Y esa conclusión es más válida en la medida en que no corresponde sólo a la interpretación oficial sino que desde el sector privado, los entes multilaterales, los centros de estudios económicos y hasta las firmas calificadores de riesgo de inversión se certifica la forma en que se le está ganando la batalla a la desocupación laboral.
Es precisamente en ese marco en el cual debe leerse el anuncio ayer por parte del DANE en torno de que la tasa de desempleo nacional fue 9,3 por ciento, lo que comparado con el mismo mes del 2013, implica una reducción de 0,6 puntos porcentuales. Según el Gobierno, no sólo esa cifra es la más baja para julio en los últimos 14 años, sino que se llega así a 48 meses seguidos bajando la tasa de desempleo. A ello, de acuerdo con el Ejecutivo, debe sumársele el hecho de que Colombia es el país de América Latina que en términos relativos más empleo ha generado en estos últimos cuatro años. Y por último destacó como muy positivo la reducción de la brecha de niveles de desempleo entre las ciudades con mayores diferencias frente a ese indicador.
Ahora bien, es claro que todavía falta un largo camino por recorrer para ganarle la batalla final al desempleo o, al menos, para ubicarlo en porcentajes por debajo del seis o cinco por ciento. Las altas tasas de desocupación en Cúcuta, Armenia y Pereira deben llevar a reforzar las políticas de incentivo productivo en la frontera con Venezuela y el Eje Cafetero. Igual debe combatirse el subempleo y aumentar la formalización laboral.