*Es urgente socializarlos aún más
**Viejos y nuevos riesgos del tabaquismo
En todo el planeta se celebra mañana el Día Mundial sin Tabaco. Y como todos los años la fecha es aprovechada para advertir una vez más de los riesgos que fumar conlleva para la salud humana. En nuestro país la legislación para restringir el consumo de cigarrillos es cada día más drástica. La norma más avanzada en este aspecto es, sin duda, la ley 1335 de 2009 que no sólo está dirigida a aumentar y hacer respetar los llamados “espacios libres de humo”, sino que es más rigurosa en materiade prohibición total de publicidad, promoción y patrocinio de los productos de tabaco, restricción a la venta al menudeo de cigarrillos y la ubicación de nuevos pictogramas así como de más advertencias sanitarias en las cajetillas.
Más allá del eterno debate en torno de que consumir cigarrillo es un vicio socialmente aceptado, lo cierto es que las cifras sobre los peligros que encierra el tabaquismo son cada día más alarmantes. Se calcula que por esta causa hay 1,8 millones de muertes al año en el planeta, especialmente en países de ingresos bajos y medios. En el caso específico de Colombia, por cáncer de pulmón mueren cada año 3.875 personas. También se indica que en nuestro país fuman 3,3 millones de personas y la mitad de ellas podrían fallecer por causas asociadas a ese consumo.
Al decir de los expertos la legislación moderna tiene la ventaja de que se ha enfocado de manera preferencial en los derechos de los no fumadores, no sólo al restringir de manera significativa los lugares en donde esta acción se puede realizar, sino al hacer más prácticas, asequibles y demandables las normas de convivencia social y sus consecuentes legales para evitar verse afectados por el humo, sobre todo tratándose de menores de edad. Este aspecto es clave toda vez que los estudios de riesgo advierten, por ejemplo, que casi 700 millones de niños respiran aire contaminado por humo de tabaco y el 40% de ellos, tiene al menos un progenitor fumador.
En ese orden de ideas, se requiere que los Estados, en este caso el colombiano, sea más eficiente en materia de socializar los derechos del no fumador, de forma tal que éstos puedan ser exigibles de la forma más inmediata, natural y sin verse expuestos a polémicas con los consumidores de cigarrillo, quienes los expenden o los dueños de los lugares en donde su uso se permite violando los mandatos legales. Para ello debe enfatizarse aún más en la instrucción a las autoridades de Policía y los funcionarios de las secretarías municipales para que sean más drásticos en obligar al respeto de las normas anti-tabaco.
Otro de los flancos de convivencia social que debe trabajarse con más ahínco es el referido al llamado “humo de segunda mano”. El derecho a sentarse en la sección de “no fumar”, el poder bajar la ventanilla de un automóvil cuando alguien en su interior enciende un cigarrillo, el salir de un lugar en donde éste se consuma, así se diga que hay filtros o sistemas de ventilación o extracción de humo… Todas son conductas que requieren más socialización, incluso desde los pensum escolares, de secundaria y universitarios.
Paralelo a lo anterior, debe avanzarse más en campañas de prevención para que los jóvenes no se conviertan en fumadores a temprana edad. Es claro, y así lo han demostrado los estudios, que si este vicio socialmente aceptado no se adquiere en la época de la niñez y la juventud, disminuye de manera exponencial la posibilidad de que en la edad adulta se incurra en él. En ese orden de ideas, si un joven logra llegar a los 15 años sin probar los productos de tabaco tiene una muy amplia posibilidad de no ser fumador en toda su vida.
Es síntesis, la clave para ganarle la lucha al tabaquismo pasa no sólo por aumentar las prohibiciones sino en ampliar el nivel de difusión de los derechos de los no fumadores. Este último es un flanco que tiene que enfatizarse día tras día.