Democracia venezolana | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Enero de 2016

El papel de los militares

Menos Deterich y más Pietri

 

No  son pocos los análisis a los cambios políticos en Venezuela tras el contundente triunfo de la oposición en las urnas, a comienzos de diciembre, y el nuevo mapa de poder que se configura a partir de hoy, cuando asume una Asamblea Nacional en manos de la oposición. Uno de esos análisis lo hizo el librepensador Heinz Deterich, quien en determinado momento trató de ser el mentor ideológico del “socialismo del siglo XXI” que capitaneó Hugo Chávez.

 

En reciente artículo titulado “Venezuela, la batalla final”, el politólogo alemán señala que el presidente Nicolás Maduro y Diosdado Cabello conformaron un dueto fatal que, como en un tobogán de circo, está conduciendo Venezuela al suicidio. Se trata, en cierta forma, de una pareja política cegada por la codicia y la pérdida de la objetividad, cuyos destinos se unieron para producir hechos tortuosos e irreversibles en una sociedad en crisis política, social, económica e institucional.

 

Una pareja que, tras perder en el mandato popular, trata ahora de dejar de lado la política y optar por la fuerza o las maniobras leguleyas  para intentar perpetuarse en el poder. De allí que busquen, por medio de denuncias electorales fantasiosas ante un tribunal incompetente y cuyos jueces fueron nombrados por el chavismo burlando las normas legales, desconocer la credencial que la ciudadanía les otorgó los diputados de la oposición en el estado Amazonas, con el único fin de torpedear la mayoría calificada en la Asamblea Nacional.

 

Según Deterich “el pueblo -desinformado, desorganizado y desarmado- no tendrá mayor influencia en el pacto de Estado, que es un proceso de transición cupular y restaurador. El resultado final del proceso de transición será determinado por los militares y la geoeconomía mundial. Ante ambos factores, la MUD (Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a la oposición) y la Troyka son operadores de segunda clase en un polígono de transición definido por fuerzas superiores”.

 

Estima el investigador alemán que en estos momentos se repite el caso del general Raúl Baduel, el cual en su momento rechazó la oferta de los políticos de ir al golpe de Estado en el 2002, amparado en la Constitución, la misma que, a su vez, Chávez violó luego para detenerlo y conservar el poder hasta su muerte. Hoy el general Vladimir Padrino López asume la misma actitud castrense frente a la disputa del régimen con los partidos de la oposición, en momentos en los cuales la llamada “V República” se hunde ahogada en la corrupción y la incompetencia burocrática. La dramática situación derivada del mal manejo de la renta petrolera, que planteó Uslar Pietri, sigue vigente. Más en un país en el que las pocas empresas competitivas y de proyección colapsaron.

Deterich considera que a la “V República” la sucederá un régimen militar, como si los hombres de uniforme no fueran el sostén del sistema bolivariano y el pueblo estuviera por una dictadura. Sin embargo, en las elecciones del 6 de diciembre la población clamó por la libertad y al depositar su voto hizo una afirmación democrática, la misma que ha sido ratificada en distintas citas a las urnas. Lo que significa que los venezolanos no están por un sistema que los trate como menores de edad o interdictos y conduzca el país a la ruina. Por el contrario, están por la autodeterminación y el retorno a la democracia plena.

 

En ese orden de ideas, Deterich advierte a los líderes de la revolución chavista que “la salvación del país no es posible con los anacrónicos sueños jacobinos de más revolución y el fetiche propagandístico de la guerra económica”. Aduce que  ambos solo muestran la incultura histórica y las limitaciones de la propaganda rasputinesca de los que conducen en lo nacional e internacional al PSUV. Precisa que aplicar el jacobinismo después del Termidor -es decir, querer ejecutar la revolución cuando la contrarrevolución ya ha triunfado- es “una ridiculez histórica”.

 

Le convendría al reputado librepensador, la relectura de Arturo Uslar  Pietri, quien planteó hace un poco más de medio siglo la necesidad de modificar la estructura de la economía venezolana para impulsar el desarrollo privado en todos los campos y no depender en más del 90 por ciento de los precios del petróleo. No se trata de alardear con el tema de volver a la injusticia o al populismo disfrazado de la partidocracia que antecedió a Chávez, ni de izar la bandera de la oligarquía revanchista en Miraflores, con Ramos Allup. Por lo que se observa el diputado llega a la Presidencia de la Asamblea con un proyecto democrático inequívoco y la voluntad inquebrantable de representar a todos los venezolanos y sacar de la crisis a un país otrora potente y admirable.