De Bogotá a Wall Street | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Septiembre de 2014

*Creador y visionario

*Efectos de la globalización

 

La  noticia del salto del grupo AVAL de Bogotá a la bolsa de Wall Street en Nueva York, la han destacado los medios de comunicación nacionales e internacionales. La lectura que se hace en Colombia y en el exterior es que el actual bienestar y optimismo de dicha empresa, que fundó en 1997 el empresario y banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, ha llegado a su mayoría de edad y los negocios que maneja le permiten abrigar las mayores esperanzas sobre el porvenir. Al mismo tiempo se destaca que el dirigente  bogotano es de los que hizo su fortuna en el país, gracias a su visón empresarial, que la orientó  con miras  a su actividad profesional de ingeniero, la construcción. En las buenas o en las malas, venciendo enormes dificultades y moviéndose en circunstancias cambiantes de inestabilidad económica e inflación, aun de violencia,  supo siempre capear los peligros y suplir con planificación inteligente situaciones complejas que llevaron a otros empresarios al derrumbe. Ha dedicado su vida al trabajo, convencido de que aprovechar el tiempo y producir son las palancas para crear riqueza y tener  éxito. Como manejaba grandes recursos en la construcción, dado que de hacer unas cuantas casas para otros en una pequeña empresa suya, terminó urbanizando y efectuando toda la operación ligada a la finca raíz, desde comprar los terrenos, construir las obras, promocionarlas, venderlas y financiar las diversas fases del proceso, hasta llegar al comprador, llegó un momento en el cual manejaba tales  sumas de dinero, que  lo llevó a decidirse a entrar en el negocio de la banca.

Los hombres de negocios y de la banca con los que se mueve en dura competencia, sostienen que uno de los signos de su carácter que lo favorece es que fuera del talento para los negocios y la visión de conjunto, tiene fama de que cumple su palabra, aducen que se pueden hacer operaciones  con él sin un papel, puesto que suele honrar sus compromisos. Su ingreso en el sistema financiero lo hizo en un pequeño banco bogotano, para después extenderse a otras instituciones. La misma visón general y a futuro que aplicó en la construcción la trasladó a la banca, confirmando que existe una notable diferencia entre bancario y banquero. Sus bancos y entidades financieras se han convertido en un poderoso motor de negocios y desarrollo nacional. En cierta forma,  al comprar otros bancos en el exterior se adelantó a la apertura económica, que al ser oficializada por los gobiernos, lo tomó pisando fuerte en las altas finanzas de varios países.

La operación del grupo AVAL en Nueva York permitirá que gentes de distintos lugares del planeta puedan ser socios de esa empresa. Es allí, en la capital financiera del orbe, donde se gestan los más grandes negocios, mercado al que ya habían acudido algunas empresas colombianas como Ecopetrol y otras particulares. Coincide dicha expansión con los esfuerzos que hace el Gobierno y la sociedad por alcanzar la paz negociada en Colombia, por lo que se trata de un acto de confianza en el porvenir del país. Las posibilidades de negocios que se abren  al consolidar la paz son inmensas. Más de medio país está como en el primer día de la creación, se carece en las zonas de la periferia de carreteras, faltan vías férreas, se requiere de una infraestructura poderosa  para salir del atraso y volver esas regiones -que albergan enormes riquezas bajo tierra- en polos de desarrollo. Grandes empresarios están al tanto de esas posibilidades, se trata de invertir gigantescas sumas de dinero para provocar el avance de territorios que han estado por décadas sumidos en la violencia. Allí está la futura redención de Colombia y banqueros como Luis Carlos Sarmiento se proponen contribuir al éxito de ese esfuerzo nacional. Se calcula que unas 23 empresas colombianas figuran entre las que se cotizan en la bolsa de Nueva York. La primera empresa colombiana que entró a jugar sus valores en bolsa y con positivos resultados fue el Banco de Colombia. Ecopetrol, como casi todas las grandes compañías petroleras globales, cotiza en Nueva York. Avianca se ha constituido en una de las empresas de mayor crecimiento, puesto que con su nuevo propietario superó problemas estructurales crónicos, sigue creciendo y ya cotiza con buenos resultados en Wall Street. En un mundo globalizado los países que abren sus fronteras y entran a competir con empresas foráneas, cuando están en forma pueden y deben salir a competir fuera, en el caso de AVAL para recabar fondos para su crecimiento y nuevos negocios.