EL contrabando hacia Colombia en la zona fronteriza con Venezuela ha sido una actividad recurrente todo el tiempo. En la vecina nación el subsidio a todos los productos ha sido tradición en todos los gobiernos. No se trata solo de que a partir del de Chávez se haya establecido esta modalidad de favorecer a los consumidores del ‘bravo pueblo’ con precios por debajo de su real valor, costo que asume el Estado con recursos de sus arcas.
En circunstancias anteriores exentas de escasez de bienes indispensables o también superfluos y electrodomésticos, el movimiento de alijos hacia territorio colombiano era mirado con cierta tolerancia por las autoridades venezolanas. Ahora las cosas han cambiado. Los problemas de desabastecimiento en la hermana república bolivariana han obligado al Gobierno a hacer masivas importaciones de toda clase de elementos, lo cual es acicate para los contrabandistas que obtienen pingües ganancias ingresando diferentes productos a ciudades fronterizas colombianas, incluyendo combustible -gasolina- que en Venezuela tiene precio irrisorio.
Es una situación grave que está afectando la industria y la producción colombianas, que no pueden competir con los precios de artículos subsidiados que invaden el mercado nacional. El problema ha motivado una decisión en la que coincidieron los cancilleres de Colombia, María Ángela Holguín, y el venezolano, Elías Jaua, quienes tuvieron encuentro en Maracaibo, en el que participaron el ministro de Minas y Energía colombiano, el viceministro de Defensa y el director de la DIAN, para diseñar la estrategia adecuada con miras a combatir el contrabando. Se trata de un plan de choque. La ministra Holguín recalcó el interés de Colombia para atacar este delito, con propuestas para el Gobierno venezolano. Es un compromiso del país, enfatizó la Canciller. Las operaciones se iniciaron de inmediato. Son medidas plausibles que requieren apoyo de los dos países. En esta campaña es fundamental la coordinación entre ambos países si hay el propósito de ganarle la batalla al contrabando en la frontera.
En esta cruzada se requiere cooperación tanto de venezolanos como de colombianos. En el lado nuestro, aunque no es fácil, es decisiva la colaboración de la gente, que debe entender la necesidad de proteger la industria nacional contra la competencia desleal, que se suma a la que implica la masiva invasión de lo que llega de China. Hay que respaldar el esfuerzo de los dos gobiernos en la lucha contra el flagelo del contrabando en zona de frontera que afecta la industria y el empleo en Colombia.