Nuestra región vive desde hace varias décadas una gran crisis institucional, por cuanto la OEA, cuya carta democrática que da origen a su creación la redacta Alberto Lleras Camargo, como respuesta a los incendios y asesinatos que se desataron en Bogotá el 9 de abril, dentro de la reacción orquestada por los agitadores por cuenta del atentado que le costó la vida a Jorge Eliécer Gaitán, dentro de lo que se conoce como un capítulo de los más sangrientos e importantes de la guerra fría.
En esa nefasta revuelta popular en la que participan agitadores extranjeros de toda laya, de manera sospechosa y casi coincidente con los disparos contra Gaitán, otros agentes del complot internacional incendian El Siglo y la casa de Laureano Gómez, en Fontibón. En sus residencias y oficinas fueron buscados otros jefes conservadores para colgarlos y de milagro se salvó de morir a manos de las turbas el presidente Mariano Ospina Pérez quien, sin mayor guardia y en su vehículo, junto con doña Bertha, se dirigía a esa hora por la carrera octava al Palacio de la Carrera.
La IX Conferencia Panamericana era el objetivo de los terroristas para torpedear el encuadre político de los gobiernos de Hispanoamérica con los Estados Unidos. Pese al incendio y la destrucción de gran parte de Bogotá, los delegados a la Conferencia en favor de la democracia resolvieron encargar a Lleras Camargo, la redacción de la Carta de la OEA, lo que posteriormente se cumplió en Washington, que nació como institución de integración y libertad por excelencia. El comandante Fidel Castro y el comandante Hugo Chávez, junto con otros jefes de izquierda de la región acordaron en Sao Paulo, forjar el socialismo del siglo XXI y darse nuevas instituciones internacionales, de bolsillo que suplantaran a la OEA: Unasur es una de ellas. La presencia de Ernesto Samper, como Secretario de ese organismo burocrático, tiene el mismo tinte disolvente que tuvieron en Francia los regicidas, que habían votado por la muerte de Luís XVI. Por sus líos con los Estados Unidos es el menos indicado para negociar o mediar con esa potencia, él está atrapado en la defensa a ultranza del Gobierno de Venezuela, en donde la van a reeditar el libro “Aquí estoy y aquí me quedo”.