* La advertencia contundente de la OMS
* Del rebrote chino a flexibilización cuasi global
La mayor crisis sanitaria de la humanidad en las últimas décadas no ha terminado, pese a que en gran parte del planeta ya se levantaron o flexibilizaron las precauciones de bioseguridad. Sin embargo, el último parte del comité especializado en covid-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue enfático: no es el momento para bajar la guardia porque la amenaza por este coronavirus, con sus múltiples cepas y variantes, continúa siendo alta.
Es más, los expertos de la rectora global recalcaron que esta emergencia “está lejos de terminarse” y prueba de ello es que sigue “muy activa” la circulación del virus, la mortalidad en algunos casos es elevada y, más preocupante aún, evoluciona de manera imprevisible. Precisamente por ello, la recomendación fue unánime a todos los Estados: desacelerar el desmonte de las restricciones sanitarias, ajustar de nuevo las políticas nacionales para enfrentar la pandemia, reforzar la vigilancia y monitoreo epidemiológico así como apretar el acelerador de la vacunación básica y las dosis de refuerzo.
Aunque la OMS reconoce que en las últimas semanas se registra a nivel mundial el número más bajo de muertes por covid-19 desde el inicio de la pandemia, a comienzos de 2020, en algunos países hay picos de nuevos contagios.
El principal ejemplo de esto último es China, precisamente la nación en donde se detectó por primera vez este coronavirus a finales de 2019. Tras registrar un aumento de casos en el último mes e incluso reimplantar semanas atrás las cuarentenas poblacionales en algunas provincias, incluyendo a la cosmopolita Shanghái, se vio obligada a partir del sábado pasado a extender las restricciones sanitarias a la región norteña de Xi'an. Aunque se presentan protestas aisladas de los habitantes desesperados por los confinamientos, las autoridades son enfáticas en mantenerlos. No es para menos, en la principal capital financiera de la potencia asiática se reportaron 20 mil nuevos casos diarios a mitad de semana.
También hay alertas tempranas en otras latitudes en donde las variantes de ómicron continúan presionando la curva epidemiológica, aunque con bajos niveles de letalidad por el momento. Incluso contra los criterios de los expertos, las celebraciones de Semana Santa en muchos países volvieron a ser masivas y con muy poco distanciamiento social. A ello se suma, incluso, que el uso del tapabocas se volvió opcional en muchas naciones, con el agravante de que la afluencia de personas a los centros de vacunación ha disminuido de forma drástica, esto por la peligrosa percepción ciudadana en torno a que la crisis sanitaria, que en dos años y cuatro meses suma ya 503 millones de personas contagiadas y casi 6,2 millones de decesos, terminó finalmente.
En Colombia las autoridades han tratado de actuar con precaución media respecto al desmonte de los protocolos de bioseguridad. De hecho, el uso del tapabocas es obligatorio en sitios cerrados y de baja ventilación, en tanto que es opcional en lugares abiertos y aireados. Lamentable y preocupantemente el resto de los protocolos de bioseguridad se ha flexibilizado casi al cien por ciento. Aunque algunos sectores consideran que debería levantarse el estado de emergencia sanitaria, el Ministerio de Salud prefiere mantenerlo preventivamente. Aun así, en los últimos días el Plan Nacional de Vacunación anticovid dejó atrás su carácter extraordinario y pasó a ser parte del esquema regular de inmunización. Igualmente, aunque la curva de contagios y decesos ha disminuido de forma sustancial en las últimas semanas, con promedios de 200 casos nuevos al día y decesos por debajo de los 10 cada 24 horas, el Gobierno insiste en que todas las personas deben completar su esquema de protección e incluso para determinados grupos poblacionales se autorizó una segunda dosis de refuerzo.
Como se ve, lo que se está evidenciando son una serie de contrastes alrededor de la pandemia. La OMS llama a no bajar la guardia y advierte que la crisis no ha terminado. En naciones como China los rebrotes obligan a confinar a decenas de millones de personas. En otros países, pese a picos de la variante menos letal, las restricciones sanitarias se levantaron casi totalmente. Y en Colombia hay una postura intermedia, en la que se prefiere ir lento pero seguro, más allá de la disminución de contagios y fallecimientos.
¿Qué puede pasar en el mundo y en nuestro país? Nadie lo sabe. Lo único cierto es que el covid-19 continúa siendo un enemigo imprevisible y puede atacar en cualquier momento. En otras palabras, la pandemia se debilitó pero no ha acabado. Por lo mismo, sería un error confiarse en que lo peor ya pasó.