Ya es un hecho que a mediados del año Colombia se verá afectada por los efectos del fenómeno climático de El Niño. Tanto los pronósticos de la Organización Meteorológica Mundial como de las agencias locales en el centro y sur del continente americano confirmaron que a partir de junio la zona se verá impactada por una temporada seca muy marcada que podría llegar en varias regiones a niveles críticos.
Aunque el Gobierno anunció que se pondrá en marcha una estrategia interinstitucional para alistarse desde ahora a amortiguar la contingencia climática, lo cierto es que dadas las graves afectaciones en la última década por fenómenos tanto de El Niño como de La Niña en Colombia, sería recomendable que todo este esfuerzo interinstitucional tuviera un alto funcionario al frente que no sólo se encargue de coordinar los distintos esfuerzos a escala nacional, regional y local, sino que periódicamente le esté rindiendo informes al Presidente de la República y al país sobre las tareas de prevención y mitigación de las consecuencias negativas de la contingencia climática. Ya se escuchan voces en torno de que se encargue a algún ministro u otro alto funcionario de la Casa de Nariño. Sin embargo, dada la complejidad de la tarea, lo mejor sería designar a un Alto Consejero Presidencial que, con dedicación exclusiva, se ponga al frente de todo este esfuerzo que no sólo implica tareas y presupuestos de varios ministerios, institutos descentralizados, el Sistema Nacional de Prevención de Riesgos, las corporaciones autónomas regionales, el total de gobernaciones y alcaldías, sino que, además, obligará a que se implementen desde ya controles preventivos en materia de uso racional del agua en la ciudadanía en general así como la restricción de actividades económicas, agrícolas, industriales, comerciales e institucionales que utilizan el preciado líquido en forma desmesurada.
Por igual, ese Alto Consejero tendría todo el estatus, mandato y la autoridad para vigilar a las entidades públicas y privadas encargadas de la red de generación eléctrica. No sólo hay que cuidar el nivel de los ríos y embalses que surten los acueductos, sino que, a su vez, son la base del sistema interconectado hidroeléctrico. De hecho ya en este campo se tomaron medidas como frenar la venta de gas a Venezuela, con el objetivo de mantener reservas para el funcionamiento a pleno de las termoeléctricas en el segundo semestre, en caso de que las hidroeléctricas vean menguado su potencial por la sequía.
Si bien se reconoce que Colombia ha logrado en los últimos años mejorar todo el sistema de prevención y reacción ante las emergencias, es claro que las climáticas son las más difíciles de enfrentar, pues es muy complicado predecir con exactitud su duración y efectos a corto y mediano plazos. Es más, desde ya varias voces gremiales sostienen que una sequía muy prolongada impactaría el volumen de las cosechas y, por ende, el precio de los alimentos, generando aún más presiones inflacionarias este año. De allí que estén urgiendo desde ya que, a la par de las negociaciones derivadas del paro agrario, también se active una estrategia sectorial oficial y privada para afrontar El Niño.
Como se ve, hay muchos flancos que cubrir y de allí que antes que encargar a un ministro o alto funcionario en específico, lo mejor sería optar por un Alto Consejero en la Casa de Nariño que tenga el mandato y margen de acción funcional suficientes para coordinar todas las tareas interinstitucionales que se requieren y preparar al país desde ya para una amenaza climática que podría ser muy grave.