Se define hoy en el Congreso en pleno la composición del Consejo Nacional Electoral (CNE). Y, al igual que lo que pasó con la elección una semana atrás del Contralor General, de nuevo se habla de alianzas, pulsos entre la coalición parlamentaria gubernamental y los partidos de oposición e independientes, al tiempo que se repite el pico de siempre sobre el grado de independencia que tendrán los nuevos o reelectos magistrados del alto tribunal electoral con respecto a las casos y decisiones que deban tomar y que afecten directa o indirectamente los intereses de los parlamentarios o sus colectividades.
Incluso se han escuchado voces en torno de que dicha elección debería aplazarse hasta que se defina y apruebe la reforma al sistema de pesos y contrapesos institucionales, una de cuyas columnas vertebrales es, precisamente, propender por una independencia de los poderes más efectiva. Lo mismo se alcanzó a plantear frente a la escogencia del nuevo Contralor, pero tanto en ese caso como en el del CNE el aplazamiento no procedía legalmente. Como tampoco se podría hacer con respecto a la confección de las ternas para las plazas de magistrados de las altas Cortes, en especial de la Judicatura y la Constitucional.
Es claro que dentro de la reforma institucional que se está planteando tendrá que analizarse el marco funcional y jurisdiccional del CNE, sobre todo frente a las facultades que tiene el Consejo de Estado en materia electoral. No hay que olvidar que hay quienes consideran que el Consejo debe convertirse en un alto tribunal en toda la extensión de la palabra, con facultades no sólo administrativas sino disciplinarias e incluso definiendo las demandas por pérdida de investidura, mientras otras opiniones son partidarias de dejar dichas funciones de sanción en cabeza del contencioso-administrativo.
Mientras se define el nuevo marco institucional hay que aplicar las mismas reglas del juego y, en ese orden de ideas, lo único que se puede pedir al Congreso hoy es que elija más allá de los intereses partidistas y confeccione un CNE de las más altas calidades.