* Tres cumbres internacionales esta semana
* Una ambiciosa agenda que urge concretarse
La agenda internacional de Colombia tuvo esta semana uno de los puntos más altos de los últimos tiempos, lo que sin duda evidencia que el país sigue afirmando su peso geopolítico en el continente, el mismo que con el impacto de la crisis pandémica había pasado a un segundo plano dado que la prioridad, no solo de nuestra nación sino de casi todo el planeta, ha sido en estos dos años enfocarse en la estrategia interna para hacer frente a la crisis sanitaria, económica y social producida por la pandemia de covid-19.
En apenas cinco días se llevaron a cabo tres cumbres de alto nivel en ciudades colombianas, con la presencia de presidentes, ministros y otros altos funcionarios. En primer lugar, se realizó en Buenaventura la XVI Cumbre Presidencial de la Alianza del Pacífico, uno de los bloques de integración económica de más proyección en la última década, tras ser fundado por México, Perú y Chile y nuestro país hace una década.
Con los mandatarios de esas naciones se hizo un balance de los acuerdos en materia de libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, sobre todo en el último año en que el que el gobierno Duque ejerció la presidencia pro tempore. De igual manera, se oficializó el ingreso de Singapur como Estado asociado a la Alianza, lo que dimensiona de forma sustancial el alcance del bloque, sobre todo en la orilla asiática de la cuenca del Pacífico. La firma del acuerdo comercial con la ciudad-Estado de Asia es una ventana clave para acceder a uno de los mercados más importantes en materia de innovación, ciencia, tecnología e inversión así como de logística portuaria y comercio exterior. Ecuador es el siguiente país que entraría al bloque, al tiempo que aumentan los Estados observadores.
Luego le tocó el turno a la III Cumbre de Presidentes del bloque de Progreso e Integración de América del Sur (Prosur), que se realizó en Cartagena. En el marco de esta cumbre no solo Colombia entregó la Presidencia pro tempore, sino que se analizó la hoja de ruta del mecanismo de integración subcontinental con los mandatarios y ministros de Brasil, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú y Surinam.
Rumbo a cumplir tres años de creación, se reafirmó la estrategia para que Prosur se fortalezca como principal instancia para defender la democracia y ser un escenario de integración política, social, económica, institucional, migratoria, comercial y de otros múltiples aspectos. Se insistió en que este bloque no comulga con los regímenes autoritarios, obviamente en referencia directa a la dictadura venezolana, al tiempo que se repasaron los avances en cuanto a la creación de las mesas y construcción de acuerdos en materia de seguridad regional, salud (sobre todo ante la crisis pandémica), infraestructura y energía, gestión de riesgos de desastres, medio ambiente y tránsito de personas, entre otros aspectos.
Por último, pero no menos importante, ayer se llevó a cabo en Barranquilla la II Cumbre Ministerial Colombia-Comunidad de Países del Caribe (Caricom), en el marco de la cual nuestro país planteó la creación del Fondo de Solidaridad Regional para enfrentar los desastres que se registran en la región y la atención de la población en materia de salud. De igual manera se pusieron sobre el tapete las bases para un marco de cooperación entre nuestro país y las 15 naciones caribeñas en materia laboral, educativa, científica, comercial, cambio climático y salud así como de reactivación económica e incluso de cooperación y colaboración en materia de seguridad, especialmente en la lucha contra el narcotráfico en la región…
Resulta evidente que estas tres cumbres, pese a responder a distintos ámbitos, relievan el papel de Colombia como líder regional en distintos procesos de integración subregional, continental e incluso mundial, esto último en lo relativo al acuerdo de la Alianza Pacífico con Singapur. Recuperar la dinámica en la agenda internacional del país es prioritario en muchos flancos y lo ocurrido esta semana en Buenaventura, Cartagena y Barranquilla es un paso en la dirección correcta. Lo importante, en todo caso, es que los acuerdos y declaraciones no se queden en el papel. Las agendas son tan ambiciosas como complejas y llevarlas a buen puerto requiere de una voluntad política y visión estatal al más alto nivel de una gran parte de gobiernos e instancias locales, nacionales y trasnacionales. Hay avances en varios objetivos de estos tres bloques y el reto es seguir concretando las metas de forma gradual y proactiva. Próximos a un cambio de gobierno en nuestro país, esa es una hoja de ruta que no se puede descuidar ni reversar.