*Apuesta por la paz
*Coalición ganó las primarias
Una vez más los colombianos apuestan a la centro derecha y la democracia, lo que demuestra que la madurez política prevalece por encima de las tentaciones populistas y demagógicas que han logrado grandes triunfos en el resto de Hispanoamérica, incluso en Chile. Las elecciones de ayer constituyen un triunfo resonante de la democracia en cuanto la campaña electoral se desarrolló dentro de un clima de tolerancia y respeto por las diferentes tendencias políticas que se disputaban el apoyo popular. La jornada electoral transcurrió de manera ejemplar en cuanto se refiere a que no se presentó un solo hecho de violencia que lamentar en el país. Es de reconocer que la gran mayoría de los colombianos está por la paz, y respalda por tanto los esfuerzos que se hacen para lograrla mediante la negociación.
Según los resultados en las urnas del domingo, el presidente Juan Manuel Santos se mantiene avante con la coalición de Unidad Nacional, cuya suma de votos supera el resto del espectro político nacional; tal triunfo estaba previsto por la mayoría de los analistas políticos. En lo que fallaron las encuestas y los análisis fue en atribuirle la desgracia anticipada, la ruina y la derrota al Partido Conservador, al que enterraban con apenas un cálculo del 5 por ciento de los votos. Se estigmatizó a los dirigentes conservadores, encabezados por el senador Roberto Gerlein Echeverría, al que sus malquerientes le auguraban que se hundiría en la mermelada y en el rechazo popular. Lo mismo hicieron los viejos adversarios del conservatismo al intentar enlodar al resto de senadores conservadores, que hemos defendido como legisladores capaces e independientes, que, como dijimos ayer fueron decisivos en la aprobación de leyes fundamentales para Colombia, como el fuero militar. Incluso hubo sectores descriteriados partidarios del orden que se ensañaron descalificando a nuestros senadores haciendo juego a quienes están por la anarquía y contra el sistema democrático.
El conservatismo demostró capacidad de supervivencia y el realismo político de ignorar los cantos de sirena que lo invitaban al saltar al abismo. La conciencia conservadora está por defender la democracia y el equilibrio de poderes, para propiciar el cambio, como corresponde al conservatismo moderno, que en países como Alemania e Inglaterra, está a la vanguardia de las reformas económicas, políticas, sociales, estructurales y educativas. El apoyo que la militancia conservadora les ha dado a nuestros legisladores en las urnas que están con el gobierno de la coalición, muestra la voluntad política y el sentido de responsabilidad histórica de una comunidad que hoy es decisiva para garantizar el triunfo en las elecciones presidenciales de Juan Manuel Santos.
Los comicios legislativos han tenido la significación política de unas primarias en las cuales las mayorías están por el orden y respaldar no solamente la política de paz, sino de avanzar a un gran proyecto de reforma del Estado y de propiciar el desarrollo económico en las zonas de la periferia que han estado condenadas al atraso y la miseria por cuenta de la violencia que ha desangrado esas regiones durante más de cincuenta años.
Los estudios de opinión sobreestimaron la votación que tendría el Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe, quien empató con el partido conservador al sacar cada uno 19 senadores, sacando el primer puesto de la U.
Es de anotar que gran parte del respaldo popular que obtuvo se debe también a que muchos conservadores lo apoyaron. Lo anterior demuestra cómo se equivocaron quienes apostaron al funeral del Partido Conservador, que hoy es una fuerza con la cual es preciso contar para el avance de la nueva Colombia, cuya economía y la conquista del orden y la paz, la convierten en una futura potencia regional, como lo reconocen los expertos internacionales y revistas como The Economist. Puesto que si hemos logrado garantizar la inversión extranjera y aumentarla, en medio del conflicto armado, sacar dos millones de compatriotas de la pobreza extrema, convertirnos en la segunda economía del continente, con la paz se liberarán las energías nacionales y gran parte de los multimillonarios recursos que se invierten en la guerra fratricida, se podrán concentrar en generar más riqueza y, en consecuencia, elevar la condición económica, cultural y social de los colombianos.