En todas las épocas de la historia, las enfermedades han sido azote de la humanidad. En la Edad Media la peste diezmó poblaciones enteras. Quienes la adquirían eran aislados, para esperar la muerte. Grandes aportes hicieron médicos de la antigüedad, como el griego Hipócrates, el romano Galeno y otros, con descubrimientos importantes en fisiología y anatomía.
En los tiempos modernos infecciones incurables provocaron múltiples desenlaces fatales. La redención vino con el descubrimiento de la penicilina por el bacteriólogo escocés Fleming. Empezó la derrota de las bacterias. Ahora éstas han adquirido resistencia, por lo que han tenido que producir en los laboratorios fármacos más fuertes.
El Sida es uno de los males más devastadores que apareció hace ya varias décadas. Aún no hay cura. Solo tratamientos para minimizar sus efectos y los pacientes mantenerse en relativas buenas condiciones. No obstante el más peligroso de los virus fue descubierto hace 38 años por un médico belga, en Zaire (hoy República del Congo). Se trata del ébola, fácil el contagio, con mortalidad de 90%, sin cura o vacuna, al punto de que varios países de África, donde fallecieron centenares de personas, han tomado drásticas medidas para aislar enfermos y cerrar fronteras.
Frente a este tétrico panorama, una buena noticia devuelve la esperanza en la posibilidad de neutralizar la enfermedad. Dos estadounidenses, el médico Kent Brantly y la enfermera Nancy Writebol, quienes habían sido diagnosticados con la mortal enfermedad, adquirida en Monrovia, en su trabajo de atender víctimas de este mal, recibieron tratamiento con el suero experimental Zmapp, y la reacción fue favorable. En posteriores exámenes dieron negativo, no tenían el virus. Ya fueron dados de alta. Viven para contar que pasan a ser parte de un pequeño grupo de seres humanos que se sobreponen al temible virus. La ciencia gana primera batalla contra el ébola.
Ahora corresponde a los laboratorios donde desarrollan el suero continuar los estudios para confirmar su efectividad y producirlo en mayor escala para atacar la epidemia que afecta a varios países africanos.