- Gobierno debe leer señales de las encuestas
- Concertación para ley de financiamiento
Las encuestas no solo miden la popularidad e impopularidad de los gobernantes, sino que también emiten señales y mensajes de la opinión pública. Es, en efecto, lo que está ocurriendo con el gobierno del presidente Iván Duque y el tema de la ley de financiamiento estatal.
Así las cosas, resulta a todas luces claro que la propuesta de gravar la canasta familiar con el 18% de IVA fue de un impacto mayor al que eventualmente pudo haber pensado el Gobierno. Bajar de un sopetón 20 puntos en los sondeos, a solo 100 días de posesionado, no puede deberse sino a ese motivo central. Y ello se genera básicamente por el cambio en los registros de la deuda, lo que produjo buena parte de la desfinanciación de $14 billones en el presupuesto del año entrante. Frente a estas circunstancias el Ejecutivo quedó abocado a buscar caja inmediata y sobre esa base el instrumento más apetecible es el del IVA. Cualquier otra estrategia presentaría demoras evidentes puesto que se trataría de cargas para vigencias posteriores. A estas alturas, sin embargo, solo queda un mes para la discusión de una ley que equivale a la venta de dos Isagén y algo más. De ese tamaño es, precisamente, el monto de lo que se pretende recaudar y que ciertamente tendrá que buscar canales diferentes que no signifiquen retar al país con un pulso que ya se avizora desastroso en las encuestas.
De otra parte, no existe ambiente alguno en el Congreso cuando prácticamente todos los partidos políticos han mostrado su negativa a tocar el IVA. De hecho, la oposición a ello comenzó por el partido de gobierno cuando el Centro Democrático fue el primero en expedir un comunicado, luego de que el expresidente Álvaro Uribe señalara su inconformidad con la materia. De ahí para adelante era de suponer, desde luego, que ello tendría un efecto dominó inmediato, como de hecho ocurrió.
No se sabe, ciertamente, cuáles serán las alternativas a adoptar por parte de la administración Duque. Tal vez el mayor daño causado fue en las redes sociales donde se ha transmitido reiterativamente su discurso, años atrás en el Senado, oponiéndose a la elevación del IVA durante el gobierno anterior, del 16% al 19%, sin gravar los elementos esenciales de la canasta familiar.
No se sabe, a la vez, si en un lapso tan corto se logren concertar las opciones en el Congreso. El faltante de $14 billones es, en todo caso, un asunto que debe quedar resuelto en el término de la distancia, so pena de que los principales programas sociales del país resulten desfinanciados.
En principio se pensó que el repunte de los precios del petróleo sería un aliciente para el presupuesto nacional. Está pendiente de saberse si en el próximo mes la OPEP recortará la producción para evitar el exceso de oferta e intervenir el libre mercado. De no ser así es muy posible que el precio siga a la baja y que ello traumatice adicionalmente las finanzas colombianas.
De otro lado, el crecimiento económico anunciado esta semana no es muy halagüeño. Si bien el exiguo porcentaje es importante frente a algunos países de la región, la verdad sea dicha, es que la economía en general sigue en niveles bajos y sin poder recuperarse categóricamente frente a la desaceleración de los últimos años.
Fuere lo que sea las señales de la opinión pública son para tener en cuenta. Hay desde luego gente pescando en río revuelto, como en ciertos casos se demostró en las marchas estudiantiles. Si en determinadas ocasiones las movilizaciones fueron pacíficas, en otras se tornaron abiertamente agresivas, lo que pone de presente un ánimo de caldear el ambiente, generando una politización que permite avizorar cómo podrá ser la campaña para las elecciones regionales y municipales.
Hace bien el Presidente en decir que no gobierna para las encuestas ni para el comité de aplausos. Pero igualmente es importante, tal vez hoy más que nunca, que se busque la concertación como el único mecanismo idóneo para sacar avante la ley de financiamiento. En ello se tendrá que ceder en algunos aspectos, como del mismo modo insistir en otros. Lo que sería un suicidio es cerrarse a la banda, sin necesidad de que ello sea así.