Campaña al rojo vivo | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Octubre de 2012

*Se invierten los papeles

*El segundo debate es decisivo en EE.UU.

 

La  campaña presidencial ha  tomado renovado vigor e interés en los Estados Unidos, desde cuando Mitt Romney se crece en el debate con el presidente Barack Obama. En todas partes, en público, en privado, entre las familias, en las universidades, en el trabajo o en la calle, el tema obligado es auscultar el futuro para  imaginar cual de los dos va a llegar a la Casa Blanca. Lo cierto es que el candidato republicano, al que en sus inicios le daban pocas posibilidades y sus adversarios decían que seria literalmente devorado por el gobernante, ha venido creciendo y hoy, tras el debate  televisivo, es evidente que su figura se consolida frente a los estadounidenses del común y toma ventaja en las encuestas. Para algunos comentaristas que han analizado el debate en la televisión es evidente que se produjo un fenómeno raro en estos casos, cuando un particular se enfrenta al gobernante de  turno, pareciera que los papeles se invirtieron. En algunos momentos la audiencia tenía la impresión de que Romney era el que hablaba con la seguridad y autoridad de un Jefe de Estado. Así como el Presidente con su notable experiencia en el primer cargo público del país, en determinados momentos daba una cierta sensación de no sentirse bien, de estar como acorralado, y de comportarse a la defensiva.   

Qué ocurrió en el interior de las campañas. Los expertos sostienen que, seguramente como Obama es un gran orador, tiene el poder y casi todos los días se dirige a sus conciudadanos, supuso que manejaría con relativa facilidad al retador. Al fin y al cabo, la gente en su mayoría  se inclina a favor suyo, dado que el sistema presidencial lo favorece y tiende a una como reelección. Puesto que cuenta  con una poderosa maquinaria oficial, los medios suelen apoyarlo,  muchas de sus políticas se pueden continuar y necesitan de su concurso. Lo que se daba en el caso de Barack Obama. Entonces ¿qué pasa? De pronto el  candidato  demócrata se lanza con demasiada anticipación como candidato presidencial. Su discurro no se renueva en relación con la campaña inicial que le permitió en el pasado barrer con el candidato republicano. Quizá por esa experiencia se comete la equivocación de presuponer que con los mismos métodos se barrería con Romney, que con agitar el fantasma de Bush, las masas se alejarían. Lo mismo que se especula que con la ley de salud bastaba para movilizar a las multitudes. Y no ocurre así, el electorado no responde como estaba previsto. No todo el pueblo considera que la ley de salud sea conveniente a largo plazo, Romney ha conseguido sembrar la duda, puesto que sin una economía vigorosa el populismo en Estados Unidos puede tornarse insostenible.

Lo mismo que el problema del desempleo sigue siendo una pesada carga de manejar en algunos Estados. Así como pese al esfuerzo por atraer al final a los latinos, no todos están con Obama. La comunidad sigue dividida. Para los especialistas el problema de adivinar el comportamiento electoral radica en que el número de indecisos sigue siendo grande. Lo mismo que es visible que algunas personas han cambiado su opción de voto, según los resultados del debate. Y el hecho elemental que el republicano hablara más como presidente, lo mismo que ahora se encuentre más alto en las encuestas cobra la mayor significación. Por tanto, el presidente Obama debe invertir la situación y ganar el próximo debate televisivo. Lo que hace que este debate sea aún más comprometedor que el anterior y no va a ser fácil para ninguno de los dos. Por un lado Romney se ha crecido y no le teme a Obama, por otra parte el discurso del gobernante es el mismo del pasado, por lo que se ha gastado un tanto. A su vez, nunca antes ha ganado desde hace más de cincuenta anos un candidato que pierde el primer debate.

La situación es tan confusa e inédita, que semeja  el primer debate entre Obama y el republicano, el encuentro del águila que se tropieza un gorrión en las alturas, al que por encontrarse el ave de rapiña  sorprendida no alcanza a devorar, lo que lo hace un héroe frente a la multitud. En tanto sube la favorabilidad de Rommey, lo que de no ser detenido en el segundo debate por Obama, lo consagraría. Y el tiempo de ambos se agota frente a las reñidas elecciones estadounidenses.