* Los desafíos insoslayables
* Acicate contra el conformismo
Las cifras divulgadas esta semana por el DANE sobre el crecimiento económico obtenido en 2021 son positivas, tal y como reseñamos en estas líneas al conocerse los índices oficiales esta semana. Un 10,6% de evolución del PIB es algo que debe fortalecer el optimismo sobre el futuro del país. Pero al mismo tiempo esa cifra debe servir de acicate para no caer en conformismos.
Ahora bien: ¿por qué creció tan dinámicamente la economía el año pasado? Las cifras desagregadas por sectores reveladas por el DANE muestran que el consumo de los hogares fue el principal protagonista de este giro radical de la economía. Como se sabe, los sectores que más crecieron fueron las actividades del entretenimiento con 33%, y el comercio, el transporte y los servicios de comida, que registraron un 21,1% de incremento. Pero también debe quedar claro que este panorama estadístico revela que las familias, después de un lapso largo de confinamiento y de severas restricciones de movilidad ocasionadas por la pandemia, se lanzaron a gastar dinámicamente en el 2021 cuando pudieron volver a salir, a circular, a transportarse y a consumir.
Esto quiere decir que las familias desembolsaron una parte importante de sus ahorros para dedicarlos al consumo durante el último año. Esta es la razón principal de la recuperación del PIB en el 2021. De este modo, el consumo de los hogares jalonó, a su turno, el buen comportamiento de la manufactura, del transporte, de las actividades del entretenimiento, y de los alojamientos. Hay, pues, que tener en cuenta hacia el futuro que esa dinámica de gasto es difícil que vuelva a darse en las magnitudes de este período extraordinario.
Por su parte, la abundante liquidez que el Banco de la República mantuvo a lo largo del 2021, con base en su política de expansión monetaria, y las medidas de ayuda al mantenimiento del empleo y de apoyo a las empresas que el gobierno instrumentalizó, ayudaron también a este buen rumbo de la economía. Pero, es evidente que uno de los problemas políticos y fiscales más agudos a resolver, en los próximos tiempos, trata precisamente de cuál va a ser la estrategia que permita fondear el cúmulo de programas sociales activados por este gobierno, los auxilios a los más vulnerables y el soporte para las pequeñas y medianas empresas. En efecto, la economía colombiana ha tenido un respiro importante, pero aún está lejos de haber llegado a la tierra prometida.
Frente a ello, uno de los grandes escollos que debe superarse es el de la pobreza: hemos crecido bien en el 2021 pero este fenómeno se agudizó lesivamente durante la pandemia, pasando del 35 al 42 por ciento. Con ese registro, cerca de 21 millones de colombianos se debaten en las angustias de su condición de pobreza. Es una dura realidad que no debe olvidarse por los últimos datos del crecimiento del PIB. Posiblemente, cuando se publiquen las nuevas tablas sobre tema tan sensible, se habrá mejorado este índice en algunos puntos. De haberse aminorado, como es de suponerse, no hay que cejar en el empeño de cerrar la brecha.
Y no menos importante es, desde luego, el tema del desempleo. En 2021 crecimos bien, pero los indicadores del mercado laboral siguen rezagados. Por supuesto, suele existir una asincronía entre crecimiento y empleo que paulatinamente se va acortando. En todo caso, pese a la evidente mejoría ante la situación previa, 2021 cerró con un desempleo global del 13,7%, porcentaje aún muy alto y lejano del objetivo de tener desempleo de un solo dígito. Por ejemplo, el sector de la construcción tuvo un crecimiento débil (5,7%) frente a las grandes inversiones gubernamentales en vivienda; es necesario que este rubro se reanime para que sea vector eficaz de dinamismo laboral.
De otra parte, no es secreto que la inflación viene tomando una fuerza inesperada. No solo en Colombia, puesto que es un fenómeno mundial. Pero problemas como el de la pobreza se acentúan con la carestía que lleva trazas de prolongarse a lo largo del primer semestre de 2022. Por eso es menester apoyar con decisión al Banco de la República en las medidas que viene tomando, a fin de que pueda cumplir su objetivo de estabilizar la inflación a fines del año y una vez se superen los problemas de oferta que hoy afectan al mundo por las anomalías en las cadenas de suministro.
De nuevo, pues, damos la bienvenida a las buenas cifras de crecimiento económico que se han revelado para el 2021. Es, vale reiterarlo, una razón para mantener la confianza en la fuerza del país, inclusive frente a muchas otras economías. Pero el peor error sería quedarse en las estadísticas: es mucho lo que queda por hacer.