El nuevo pico de tensión en Medio Oriente debido al cruce de ataques entre Israel e Irán parece que no escalará más allá, lo cual, sin duda, constituye un alivio para toda la región y el mundo en general, que lleva varios días temiendo que se incremente la conflagración bélica en esa zona, en guerra desde el pasado octubre luego del ataque de la banda terrorista Hamás al Estado judío y la ofensiva de este en la Franja de Gaza, en ejercicio del derecho a la legítima defensa.
Sin embargo, es evidente que la situación continúa siendo muy inestable, sobre todo por varios elementos nuevos en el escenario estos últimos días.
Por un lado, el avance de un paquete de ayuda de Estados Unidos a Israel, que está siendo tramitado en el Congreso norteamericano, fue destacado por el gobierno Netanyahu como un espaldarazo a sus acciones militares contra los enclaves de Hamás en territorio palestino. Como era obvio, en la Autoridad Palestina la reacción fue la contraria, advirtiendo que este respaldo político y financiero dará pie a que las tropas israelíes procedan a la ofensiva en Rafah, en donde hay un alud de desplazados que huyeron de la guerra en la franja norte de Gaza.
Por otro lado, no se puede negar que el nuevo pulso por la aceptación de Palestina como un Estado de pleno derecho en la Organización de Naciones Unidas revivió las tensiones geopolíticas entre Tel Aviv y los gobiernos que votaron a favor de esa posibilidad, que sigue en el congelador.
Un tercer flanco de esta crisis se refiere a que más allá del derecho legítimo de Israel a defenderse y acabar con la amenaza de Hamás y otras facciones radicales que apoyan su causa radical contra el Estado judío, es necesario acelerar un mecanismo que permita no solo la liberación de los civiles secuestrados desde octubre por la banda terrorista, sino la llegada de mayores contingentes de ayuda humanitaria a los palestinos, que son las víctimas principales de todo este conflicto, que ha dejado miles de muertes en los últimos siete meses.
Por lo mismo, es imperativo que los esfuerzos de una negociación entre las partes se retomen lo más pronto posible. Cada día que se extienda esta guerra tiene un alto costo en vidas y la población palestina que, como lo hemos recalcado en estas páginas, es una víctima más de los radicales islamistas que los utilizan como ‘escudos humanos’.